El Secretario General de la Conferencia Episcopal es el interlocutor habitual con el Gobierno y conoce bien la mentalidad de los políticos
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| Mons. Luis Argüello |
De
hecho, hace no muchos días, el cardenal
Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid, en contra de su
habitual estilo prudente, dijo en una entrevista que monseñor Argüello sería un
candidato ideal para sustituirle en la capital castellana. O lo decía para
ir preparando el terreno en algo que ya es un lugar común –monseñor Argüello
dirige de hecho la diócesis desde hace mucho tiempo- o estaba lanzando un
mensaje en la pugna por los destinos del secretario general de
la Conferencia.
Prioridad para la Santa Sede como para
la Casa Real
El
proceso de nombramiento de arzobispo castrense es una prioridad tanto para la
Santa Sede como para la Casa Real. Por eso ha cogido una velocidad supersónica.
La sorpresa ha saltado en los informes. Y no apuntan mal. Monseñor
Argüello es el interlocutor habitual con el Gobierno. Un
obispo, procedente de la izquierda ideológica, intelectual y política, que
conoce bien la mentalidad de los políticos.
Por
otra parte su claridad doctrinal encaja muy bien
con el perfil del clero castrense. Y, sobre todo, la Casa
Real no pondría ningún reparo a un obispo que “cae bien en Palacio”, según
fuentes consultadas. Para la Casa Real, en tiempos
complicados, sería un adecuado baluarte.
Dejar la secretaría de la CEE
La
incógnita radica en si monseñor Argüello, nacido el 16 de mayo de 1953, tendría
que dejar la Secretaría General de la Conferencia.
En
este sentido hay división de opiniones. Hay quienes consideran que un
secretario, arzobispo castrense, es decir un obispo al servicio de una
institución del Estado, restaría libertad a la Iglesia en la interlocución.
Otros se inclinan
por la compatibilidad del cargo. En primer lugar porque su lugar de
residencia es Madrid y porque el trabajo de arzobispo castrense es muy
ordenado. Las visitas a los distintos regimientos complicaría su agenda, pero
es cuestión de previsión. Por otra parte, los obispos colocarían de
interlocutor con el Gobierno a un arzobispo que no se
doblegaría fácilmente.
Y
también hay quien afirma que el cargo de castrense es más relevante que el
Secretario General de la Conferencia en el servicio a las instituciones del
Estado. Y que una vez nombrado arzobispo castrense, dejaría el cargo para
entrar en puestos más relevantes de la Conferencia Episcopal en próximas
elecciones.
José María Gil Tamayo
En
el proceso de provisión aparecen también otros nombres. Uno de ellos el del
obispo de Ávila, monseñor José María Gil Tamayo.
Pero en este caso se ha cruzado la insistencia del obispo de Jaén, que ya ha
presentado la carta de renuncia, para que Gil Tamayo sea su sustituto.
También
aflora el nombre de algún sacerdote destacado, como puede ser el caso del Vicario
General Castrense o un relevante sacerdote que trabaja en
la Conferencia Episcopal Española.
Todo
esto si monseñor Bernardito Cleopas Auza puede llevar adelante su trabajo sin
interferencias ni complicaciones.
