«Grité a Dios que me perdonase y viví la experiencia del amor del Padre»
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El hermano Jack se sintió totalmente transformado cuando experimentó vivamente el dolor de sus pecados y el perdón de Dios. Foto: captura KTO. |
La oración, alma de todo
apostolado
Si es por la mañana, probablemente le hallarás en la capilla del
convento de San Antonio, en el centro de la capital belga: "La vida de oración es el
fundamento de mi existencia, es mi respiración. Sin la oración, no podría
funcionar. Tengo una necesidad vital de Dios, de estar con Él".
Si es por la
tarde, puede que esté callejeando por la ciudad con un grupo de jóvenes que
cantan, bailan y cuentan lo que el Señor ha hecho en sus vidas: "Salimos
del convento a alabar y dar gloria a Dios de forma visible en la plaza pública, y nuestra alegría atrae a muchas personas que se acercan a
preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos".
Venido de muy lejos
En otros tiempos el hermano Jack también se acostaba tarde, mucho
más tarde, aunque no precisamente para predicar el Evangelio. Nació en Sidney
(Australia) hace cuarenta años, estudio diseño gráfico y tocaba en un grupo
como batería. En Bélgica
está solo desde 2012. Se integró en el convento de San Antonio, centrado en la Nueva Evangelización en
un país que fue católico y exportaba misioneros y en medio siglo ha visto a la
Iglesia desvanecerse, con un repunte
esperanzador en los últimos años.
Antes de todo eso, en la vida del hermano Jack hay un recorrido y
una conversión, que él mismo relató recientemente para Découvrir Dieu.
"Conocí a Dios cuanto tenía 21 años. Me transformó completamente. Porque yo vengo de
lejos", dice, en alusión a sus orígenes australianos, pero -bromea-
"Dios me vino a buscar aún más lejos. Estaba muy metido en la droga y en las discotecas..."
Era un joven normal, de su tiempo, recuerda: "No era malo, no
era violento… Era tímido, poco seguro de mí mismo, y en la droga encontraba una huida. Me divertía mucho. Me
gustaba la música".
Él sabía que no iba por buen camino: "Evidentemente, haciendo
todo aquello yo hacía
mucho mal, a mí mismo y sobre todo a las personas que me rodeaban: mis
amigos más cercanos, mi familia... Yo me sentía bien, me sentía libre y
alegre, pero tenía necesidad de estar en otra parte. Siempre tenía el deseo de
salir de ese mundo, de estar en otra parte, ese mundo no me satisfacía".
De rodillas y llorando
Y llegó el 30 de agosto de 2001. "Ese día hubo un vuelco en
mi vida. Fui consciente de
todo aquello que estaba haciendo, y en un momento todo cambió completamente. Caí de rodillas, empecé a llorar,
a llorar así [sacude los hombros]. Grité a Dios que me perdonase. Hasta
entonces había vivido una especie de cáncer, de muerte, de división. Grité a Dios que me perdonase y
viví la experiencia del amor del Padre por mí. ¡El Padre me ama, yo soy su
hijo...! Me sentí invadido de su amor. Fue el momento más hermoso de mi vida y
un impulso en mi interior me hizo ver que debía cambiar de vida
radicalmente".
Jack fue muy coherente en esa decisión y se la transmitió a dos grupos de amigos muy
distintos.
Con unos se encontró para "cortar la relación":
"Ese ambiente era tóxico para
mí. Aquello me destrozó, porque les quería mucho, pero tenía que alejarme del
mundo de la droga".
Con los otros se vio "porque tenía que pedirles perdón, que
generosamente me concedieron". Pedirles perdón porque "eran buenos,
amables; no me corrompían, sino que, al revés, era yo quien les corrompía a
ellos".
Un Dios que habla inglés
¿Qué había pasado aquel día? "Todo cambió 180º desde el
momento en el que escuché la voz de Dios que me habló y me dijo [lo dice en
inglés]: 'Jack, quiero que seas
religioso'. Lo dijo en inglés, porque Dios habla inglés y yo era
australiano entonces", bromea: "Yo iba conduciendo. Nunca en mi vida
había pensado en ser religioso (hermano). Eso no formaba parte de mis planes,
ni de mis sueños ni de mis deseos".
"Yo dije: ¡¿Cómo?! La Santísima Virgen dijo: 'He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra'. Yo, en cambio, dije: '¡¿Cómo?!' Y sugerí: '¿Y
no podría quizá ser sacerdote?' Me contestó: 'No, solamente religioso'"
También esta vez hubo fiat:
"Dije… Ahhh. Ok". Poco tiempo después entró en la orden de San Francisco.
El hermano Jack nunca ha olvidado lo que pasó aquel día: "Fue
el momento de mi llamada, el momento de mi despertar, el momento en el que Dios
me perdonó, el momento en el que mi vida renació. Fue la experiencia más
hermosa de mi vida. Dios existe, yo le encontré. Esto sucedió hace diecinueve
años y lloro todos los días cuando pienso en ese momento y tengo ganas de conocer a ese Dios.
Le busco y le deseo, y sé que Él me busca y me desea".
C.L.
Fuente: ReL