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Aliette Espieux, a sus 21 años es ya un referente en el movimiento provida francés |
La
pasada semana se celebró en París la Marcha por la Vida, a la que acudieron varios miles de
personas a pesar de las restricciones de la pandemia de coronavirus.
Precisamente, Aliette ha
sido en esta edición la portavoz de una marcha más reivindicativa que otros
años pues en el Senado se ha estado debatiendo la ampliación del
aborto y la eliminación de la objeción de conciencia para los médicos.
Sin miedo a enfrentarse al feminismo radical
La
joven, que confiesa que tenía imágenes colagadas del doctor Jérôme Lejeune en su
habitación en Lyon, no
duda en confrontar con el feminismo radical, el cual crítica y odia a esta
joven francesa que echa abajo el andamio en el que cimientan su ideología.
En Famille Chretienne, Aliette afirma: “Las Femen me dicen;
‘No es así, el feminismo pasa necesariamente por defender el derecho al
aborto’. Pero cuando miras en el diccionario ves que se trata del respeto a la
mujer y la igualdad entre hombres y mujeres. Cuando la mujer tiene la posibilidad de tener un hijo su cuerpo
se centra alrededor de esto. Respetarla significa respetar esta
realidad e involucrar a las personas. El embarazo no siempre es fácil, pero
nunca es una tragedia”.
En
otra entrevista con la organización
de la Marcha por la Vida, esta joven es preguntada cómo se puede ser
“feminista provida”. Ella lo tiene claro y asegura que “ser feminista es defender los
derechos de las mujeres en la sociedad, pero también actuar con libertad y
sin ningún tipo de restricción por su sexo. En esto me siento profundamente
feminista”.
Sin
embargo, añade el elemento más importante: “Pero ser mujer es también reconocer el cuerpo que nos ha sido
entregado y respetarlo. Tomar una pastilla que de por sí es sabido que
es dañina para nuestro cuerpo, eliminar a nuestro hijo porque nuestro cónyuge
no lo quiere, o incluso porque corremos el riesgo de ser despedidas con el
pretexto de que seríamos menos productivos, ¿esto de qué manera es respetuoso
con el cuerpo de la mujer?”.
"Había una verdadera lucha que librar"
“Nos
guste o no, la mujer lleva
consigo la posibilidad de acoger la vida. Como feminista provida reclamo
este derecho a ser una mujer plena ya sea en mi hogar, en mi vida profesional o
estudiantil”.
Aliette
Espieux decidió involucrarse en este activismo provida cuando un día paseando
por la calle vio a un
transeúnte insultando a una mujer embarazada diciéndole que lo que
llevaba dentro era “sólo un grupo de células”.
“Ante
tanta violencia, me di
cuenta de que había una verdadera lucha que librar”, explica. Y además
se unió a la Fundación
Jérôme-Lejeune como voluntaria allí. "En la habitación,
mis amigas tenían carteles de cantantes, yo tenía el del profesor
Lejeune", se ríe.
Aliette asegura
que mujeres que han vivido traumas tras haber abortado se acercan
a ella para agradecerle sus intervenciones y su postura valiente de desafío a
este feminismo hegemónico. Pero esta joven asegura tener claro que “mi generación puede ser la que
gane esta pelea. El Gobierno está yendo demasiado lejos y habrá una
conciencia general. No es necesario creer en Dios para comprender que la muerte
de un bebé es horrible”.
Una reconversión hacia Dios
Esta
estudiante de 21 años sabe de lo que habla. Esta menor de 13 hermanos ha pasado
por una crisis de fe durante varios años aunque nunca dejó de defender la vida.
Pero de repente –asegura “me
reconecté con el cielo hace dos años en la Marcha por la Vida”. Sus amigos
le dijeron que justo ese día acababan de terminar una novena rezada precisamente
con el propósito de su conversión. Desde ese momento, la oración ha pasado a
ser parte de su acción.
“Me
da esperanza. Me digo a mí
misma que todas estas pequeñas vidas robadas saltan a los brazos de Jérôme
Lejeune, que las conduce hacia el Padre”, asegura. Curiosamente, también la
semana pasada la Santa Sede reconoció las “virtudes heroicas” de
este genetista francés, en lo que significa un paso más en su proceso de
beatificación.
Este
salto como portavoz de la Marcha por la Vida y otras intervenciones que ha
realizado estos meses la han puesto en el foco tanto de la calle como de las
redes, donde ha recibido ataques e insultos. Aún así, Aliette afirma que acepta
todo esto “porque la lucha
por la vida se ha vuelto más necesaria porque los seres humanos, sea
quienes sean, mujeres u hombres, bebés o ancianos, personas con buena salud o
discapacitados, están siendo deshumanizados, reducidos al estado de una máquina
productiva, e incluso eliminados”.
Fuente: ReL