MONSEÑOR AGUIRRE CONFIRMA LA CAÍDA DE BANGASSOU Y PREVÉ DIFICULTADES PARA LA DIÓCESIS CENTROAFRICANA

Lo que más inquieta al obispo es la omnipresente violencia: "Hay muchos traumas que necesitan ser sanados"

Grupo de niños huérfanos acogidos en la misión de Juanjo Aguirre.
Foto cedida por el obispo

Este domingo, los grupos armados que dominan dos terceras partes del territorio en República Centroafricana 
conquistaron Bangassou, al sureste del país. El obispo de la diócesis, el español Juan José Aguirre, confirmó la caída de la ciudad, que tiene lugar a los pocos días de las elecciones presidenciales del 27 de diciembre.


Los comicios no han podido celebrarse en buena parte del país, bajo control rebelde y en medio de una ofensiva que intenta conquistar la capital, Bangui, defendida por el momento por el Ejército, las fuerzas de paz de la ONU y refuerzos rusos y ruandeses.


“Sí, Bangassou ha caído en manos de los rebeldes", declaró monseñor Aguirre a Fides, "muchos de los cuales son mercenarios y personas de Níger. Ha sido una mañana agitada, con artillería pesada desde las cinco de la mañana que ha causado unas treinta personas fallecidas o heridas” en una ciudad que tiene una población en torno a 35.000 personas.


Él mismo tuvo que proteger a un grupo de niños huérfanos: "Si se les mira a los ojos se ve que no saben nada de rebeldes, mercenarios, luchas por el poder... Solo escuchan los disparos y explosiones. Y tienen mucho miedo. Hay muchos niños heridos por balas perdidas, niños que huyen al Congo para escapar de la violencia”".


El obispo teme ahora “la fuerte agresividad de estos mercenarios que solo buscan minerales y riquezas" y que causen "ataques y saqueos". La explotación de las minas de diamantes y de oro y la tala de madera valiosa tiene mucho que ver con el conflicto centroafricano. El gobierno otorga muy pocas licencias de explotación siguiendo el cauce legal, y protege a las empresas concesionarias, en su mayor parte chinas, rusas, libanesas y surafricanas. 


Por su parte, la diócesis de Bangassou tiene en marcha numerosos proyectos de reconstrucción que podrían verse amenazados.


Pero lo que más inquieta al obispo es la omnipresente violencia: "Hay muchos traumas que necesitan ser sanados. El Cristo sufriente está detrás de cada shock postraumático... Para la Iglesia, la población sigue ahí, los pobres no se han movido ni el Cristo que habita en ellos, la comunidad cristiana seguirá creciendo y nosotros con ella”.


Monseñor Aguirre pide oraciones ante esta situación, así como ayuda económica, que puede canalizarse a través de la Fundación Bangassou.


Fuente: ReL