Estábamos en una de nuestras
fiestas de estos días de Navidad y sor Joane me dijo de repente, muy apurada:
“¡Sor Matilde, te necesito!”… Yo, aprisa, acudí en su ayuda.
Me enseñó que, en la bata con la
que estamos en estas comidas, en el bolso (bolsillo), se le había caído tinta
negra de un pilot permanente, y me dijo: “¿Me la puedes quitar, por favor? ¡Es
la bata nueva!”… Yo fui rápidamente al baño y cogí alcohol de 96º y lo apliqué
sobre la mancha, frotando fuerte… En el trapo salía todo negro, pero la mancha,
al fin, seguía allí…
Le dije: “Vamos a echarle leche y
lo dejamos unas horas, a ver qué pasa”… Pero nada, la mancha era rebelde y
parecía decir: “¡No voy a desaparecer!”…
Yo estaba un poco desencantada de
tanto esfuerzo inútil… Y le pregunté a nuestra hermana mayor, sor Puri, porque
ella entiende mucho de estas cosas: “¿Con qué podría limpiarla?”... Y con un aplomo
que me dejó sin palabras, me responde: “¡Es muy fácil, se cambia el bolso y
asunto arreglado!”…
Esta anécdota, llevada a la
oración, me hizo comprender que las cosas en Dios son así de simples y
totalmente eficaces, porque Él puso su mano en este asunto… ¡En cuántas
ocasiones, ante un problema “peliagudo”, no sabemos por dónde cogerlo y todo lo
que creemos que favorecerá su solución, lo que hace es ponerlo cada vez peor!…
Dios, a veces, ¡muchas!, para que
crezcamos en humildad (que es conocimiento de nuestras capacidades y ¡mucho de
nuestra impotencia!), no nos da a nosotros el solucionar un problema… Y todo
cambia cuando acudo en busca de ayuda en alguien más experimentado…
Y puedo pensar: ¿Y si no tengo a
mano, ese hermano “sabio”?... ¡Pues es todavía más sencillo!: Le digo a Jesús:
“¡Señor, pon tu mano en esto que me sobrepasa y me encuentro impotente!”…
“¡Confío en Ti, ayúdame!”… Y solo tengo que esperar pacientemente “la hora de
Dios” para ver que, lo que no se me ocurre a mí, ¡a Jesús sí que se le ocurre,
y sabe hacerlo muy bien!… “¡Él lo puede todo!”…
Hoy el reto del amor es “subir la
temperatura” de mi confianza en Dios, para que Él haga… ¡Dejarle las manos
libres, porque entonces, según mi fe en Jesús, veré maravillas!…
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma