Marian Farmawi. Dominio público |
Lo que más llena, el trato humano
Como
enfermera ha aprendido que "muchas
veces te llena más un 'gracias' del paciente, una sonrisa de la familia, una
mano en el hombro, que otras cosas más tangibles. Cuando mi abuelo
murió, venía una psicóloga a hablar con mi madre. Hablaba de una manera muy
técnica y mi madre no quiso continuar hablando con ella. En cambio, vino una enfermera y lo único que
hizo fue darle un abrazo. Muchas veces nos pasamos de tan técnicos, cuando realmente lo que
necesitan los pacientes o los familiares es un abrazo".
Marian
Farmawi cree que "la humanización en los hospitales es muy importante. Da
igual que sea un psicólogo, una enfermera o un auxiliar; se necesita una
persona a quien le importe humanamente y que te diga «¿qué tal estás?» o te
traiga una botella de agua en un momento delicado, es decir, símbolos como diciendo
«sé que lo estás pasando mal»".
Cuando
supo que su madre tenía un cáncer que no se puede solucionar, y viendo que su
padre no podría cuidarla en casa, descubrió el hospital de paliativos de La
Laguna.
"Todos los viajes que hago de casa
al hospital los hago llorando, pero no lo llevo mal. Probablemente, porque
soy el apoyo de mi padre", admite.
Aprovechar el tiempo, con amor
Se
acercan las últimas semanas, días... "Casi no podemos hablar. Pero intento disfrutar con ella
en todos los momentos. Juego con ella, la pellizco, la muerdo. Disfruto de
ella. El venir a este hospital me ha dado una segunda oportunidad, aunque sea
corta, de disfrutar de mi madre. En el otro hospital carecían de cuidados paliativos y la tenían
dormida. Aquí nos prometieron despertarla y darle una buena calidad de
vida. Yo no me lo creía, pero a
los pocos días mi madre se reía y hablaba", explica.
Más aún, "me dieron la opción de traer
a mi hija y lo hago siempre que puedo. Se ha convertido en el motor de
mi madre, ve a mi hija y es una explosión de sentimientos. Lo estoy viviendo como algo
bonito, es una segunda oportunidad de disfrutar de mi madre sabiendo
que te queda poco. Pero sé que el poco tiempo que me queda con ella está
disfrutando de una buena calidad de vida".
¿Y la
enferma, cómo lo lleva? "Ella ya no está en este mundo. Decimos que está
en un globo, pero contenta, está a gusto. No está enfadada por estar en el
hospital, la tratan muy bien. Es
católica practicante y en estos momentos tener un apoyo espiritual
ayuda. Veo a mi madre muy
contenta cuando viene el cura a hablar con ella, cuando comulga",
explica su hija.
Disfrutar de los seres queridos
La
enseñanza de María Ángeles es "que hay que disfrutar de la vida y de
nuestros padres, aunque sea en un hospital de cuidados paliativos. Existe la oportunidad de disfrutar
de nuestros seres queridos, aunque les queden pocos meses de vida". Y
añade: "Vengo aquí y me da vida. Suena mal, pero disfruto con ella".
Vividores
saca una enseñanza de este testimonio: "Tenemos que aprender a vivir cada
día como si fuera el último y tratar
a la persona que tenemos al lado como si fuera la última vez que la vamos
a ver".
El testimonio de María Ángeles Farmawi
Fuente: ReL