"Trato
de contagiar mi fe a los demás, ya que estoy rodeado de personas con una fe
débil, nula o que incluso no conocen nada sobre quien fue Jesús y del legado
que nos dejó"
Imagen solo referencial |
Si bien su familia no era católico practicante, haber acudido
a la escuela de las Hijas de la Caridad le acercó a Jesús, señala en un texto
autobiográfico publicado en el portal Jóvenes Católicos, que
reproducimos a continuación:
“Cabe decir que siempre he tenido fe, pero al no
tener nunca un referente, ya que mi familia no era católica practicante, sino
que solo
seguía la tradición propia de un barrio marinero, no participaba en la Eucaristía, no conocía
la Iglesia, no iba a misa… Solo le rezaba a Jesús y a la Virgen de la
Medalla Milagrosa por las noches.
Al tener conocimiento una monja de mi escuela mi situación,
me propuso hacer la confirmación, cosa que puedo prometer que no escuché jamás.
Esa hija de la caridad me explicó que la Confirmación era decir
Sí a Cristo; Sí a llevar una vida cristiana y a ser miembro activo de la
Iglesia; un Sí que cambiaría mi vida. Yo acepté. De todo el barrio, solo hicimos el sacramento de la
Confirmación mi mejor amiga y yo. Hice la catequesis instruido por el
sacerdote de la parroquia de mi barrio, Sant Miquel del Port -San Miguel del
Puerto- y por una catequista.
Durante ese periodo de 2 años, muchas dudas
e incertezas que tenía sobre el catolicismo y sobre la vida en general
fueron resueltas. Aprendí muchas cosas nuevas, cosas que ni siquiera me había
planteado nunca. Me confirmé el 24 de diciembre del 2017, coincidiendo con el
día de mi Santo. Mi vida estaba a punto de cambiar y aún no era
consciente, la Divina Providencia me tenía preparada muchos acontecimientos…
El párroco de mi barrio me propuso hacer el Camino de Santiago y peregrinación a Fátima con la Delegación Pastoral Juvenil de Barcelona. Pero había
un problema, ni él ni la catequista podían ir. Yo tuve mucho miedo, pero
al final acepté y fui con mi compañera de Confirmación, sin conocer
absolutamente a nadie. Los primeros días fueron horribles, y me arrepentía
mucho de haber ido. Al transcurrir los días conocí al hermano de mi párroco,
que también es sacerdote, y con él a su grupo de personas de mi edad. Todo
comenzó a cambiar, ya no estaba solo, sino que tenía un grupo con el que por primera
vez en mi vida me sentía cómodo simplemente siendo yo mismo.
Convivir con personas de tu edad que compartían tus mismas
creencias me ayudó mucho y me lo pasé en grande. La percepción de ver el mundo
y de vivir cambiaron. Ahora ya sabía bastante sobre el dogma de la Iglesia, la
Buena Nueva y su mayor legado, su Madre. He conocido a mucha gente durante este
tiempo, algunos de ellos imprescindibles para mí. Con ellos he vivido mucho; he
hecho el Camino de Santiago por segunda vez, el Camino de San Francisco de
Asís, peregrinación al Vaticano… Doy gracias a Dios por poner en mi vida a estas personas y por haber
llenado ese vacío que durante tantos años he intentado llenar vanamente.
Actualmente
participo en la Eucaristía, y no solo voy a misa, sino que también toco la
guitarra los domingos, hago voluntariado en una residencia, etc. En pocas
palabras, intento seguir los pasos de Jesús. También trato de contagiar mi fe a los demás, ya que
como he hecho notar anteriormente, estoy rodeado de personas con una fe débil,
nula o que incluso no conocen nada sobre quien fue Jesús y del legado que Este
nos dejó.
Espero que con este escrito haya gente que aún con dudas, con
miedo a ser criticado o no entendido diga un SÍ rotundo a Jesús, a Dios. Este
es mi testimonio, mi historia, mi vida. Comprendida por unos,
menospreciada por otros, pero con una única finalidad, ser un Cirineo de
Jesús."
Fuente:
Portaluz