Es necesario purificar nuestra religión católica a la luz de los Evangelios, de los Hechos de los Apóstoles y de las Cartas Apostólicas
La religión son creencias y sentimientos que las personas humanas tienen sobre
la existencia y dependencia de un Ser Superior, llamado Dios, que ha creado el
universo, nos gobierna misteriosamente y providencialmente, y al que le
rendimos de culto de adoración y le pedimos y le damos gracias por los
beneficios concedidos. Según la filosofía platónica-agustiniana estas creencias
y sentimientos religiosos son percibidos por la inteligencia del ser humano
mediante una iluminación especial de Dios. Según la filosofía
aristotélica-tomista, son percibidos por la vía de la deducción lógica de que
no hay efecto sin causa, siendo Dios la causa causarum.
Históricamente, la religión es tan antigua como hombre, manifestándose de
diversas formas, desde el fetichismo de los hombres salvajes, al culto a Osiris
en Egipto, al de Marduk en Babilonia hasta al animismo, hinduismo, budismo,
sintoísmo, judaísmo, cristianismo e islamismo, de tal manera, que podemos
definir al hombre como un animal racional, político y religioso. No conocemos
pueblo que no haya tenido su religión. Los ciudadanos religiosos fueron ayer,
son hoy y serán mañana, miles de millones extendidos por todas las naciones de
este mundo.
El célebre filósofo Kant manifiesta que el ser humano necesita a Dios y a la
religión para sostenerse moralmente en este mundo. La filosofía existencialista
afirma que nacemos para morir y ser nada, lo que genera angustia humana, porque
el ser humano ansía vivir más allá de la muerte. La religión cristiana nos
enseña que nacemos para vivir una vida eterna más allá de nuestra muerte en el
reino de Dios o de los Cielos conforme a las palabras de Jesús de Nazaret.
A lo largo de la historia, la religión cristiana católica ha sido el alma de la
formación y la unidad de la nación española y de nuestras glorias literarias y
artísticas, la archivadora de nuestros documentos, la fundadora de nuestras
escuelas y universidades, el artífice de nuestros monumentos, la unión de los
pueblos hispanos, la promotora de la lengua castellana y cultura españolas y la
inspiradora de la primera constitución democrática española.
Hoy día, la religión cristiana católica sigue siendo la mayoritaria de los
ciudadanos españoles, a pesar del Estado laico de la actual Constitución, del
laicismo y del anticlericalismo reinante de ciertos partidos políticos, fuerzas
sociales, medios de comunicación y grupos de presión. Sin embargo, aprecian,
admiran y aman a Jesús de Nazaret y a su mensaje evangélico de filiación
divina, de fraternidad humana, de vida eterna y de odio a la hipocresía y a la
injusticia.
Es necesario purificar nuestra religión católica a la luz de los Evangelios, de
los Hechos de los Apóstoles y de las Cartas Apostólicas. Los cristianos y los
clérigos debemos orar en secreto a Dios en la Iglesia, en nuestra casa, en la
calle y en el trabajo de cada día, compartir el dolor y sufrimiento humano con
los demás, luchar contra la injusticia, ayudar materialmente y socialmente a
los necesitados y abrirnos más a la vida imitando a Jesús de Nazaret que
predicó el reino de Dios de vida eterna, curó a enfermos, resucitó a muertos,
criticó la hipocresía de los fariseos, letrados y sacerdotes judíos y vino a
este mundo para que tengamos vida abundante.
Por: José Barros Guede
Fuente: www.revistaecclesia.com