La salvación ya está cerca
Este año el Señor me ha hecho un
regalo de Navidad por anticipado. Me ha regalado el honor de acompañar a sor
Ana a cantar la “Calenda de Navidad”.
Este canto tan especial es un
pregón que anuncia por qué el comienzo la Navidad es un motivo de gran alegría.
Comienza remontándose hasta la creación del mundo, y va recorriendo la historia
que Dios ha ido haciendo con el hombre.
Para poder preparármela mejor, le
he estado dando vueltas en la oración, y es impresionante, porque me ha llevado
a darme cuenta de una conclusión: en cada momento de la historia, Dios ha
actuado salvando al hombre, pero eso sí, de las maneras más insospechadas para
este. Cuenta la historia de unos pocos como Abraham, al que llama a salir de su
tierra para darle otra prometida y un hijo en su vejez; o cómo libera a su
pueblo de la esclavitud haciéndole atravesar el Mar Rojo; o cómo de un sencillo
pastor hizo un rey como David, que consolidó a su pueblo... hasta que, en la
plenitud de los tiempos, nos regaló a Jesús, su Palabra eterna hecha Hombre.
Esa Palabra que siempre nos había salvado venía ahora en persona a salvar a
cada hombre.
Unos piensan que el Mesías es la
vacuna, otros esperan que todo esto acabe pronto... sin embargo, desde mi punto
de vista, el Mesías hoy nuevamente es Jesucristo. Esta Navidad, de forma
completamente nueva, Dios envía su Palabra de salvación que se hace carne para
ti y para mí, para salvarnos a cada uno en lo que más estemos necesitando, para
llenar nuestra vida de sentido, pero, eso sí, de nuevo lo hará de la manera más
insospechada.
Porque... ¿quién se imaginaría
que el Mesías esperado desde los siglos vendría así? Y, claro, solo unos pocos
pastores y Magos fueron lo suficientemente “pequeños” para estar abiertos a Él
y pudieron verle. Que nosotros esta Navidad seamos de los pequeños y pobres que
están abiertos a su venida, por donde quiera venir.
Hoy el reto del amor es pedirle
al Señor que prepare tus ojos y tu corazón para estar abierto a descubrirle
esta Navidad. Él viene, eso seguro, pero... ¿realmente necesitas un Salvador?
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma