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Sede del Consejo de Europa (AFP or licensors) |
El Cardenal Parolin
intervino de forma virtual en la Asamblea Plenaria de la Comisión de los
Episcopados de la Unión Europea con motivo del 40º aniversario de su fundación,
haciéndose ante todo portavoz del saludo y la bendición del Papa, que expresó
su pensamiento para la ocasión en una carta dirigida precisamente al
Secretario de Estado.
La Iglesia, los Papas y la integración europea
El discurso forma parte
del marco actual, "tiempos inciertos y difíciles, en los que muchos países
han sido y siguen siendo duramente afectados por la pandemia y todavía no hay
forma de salir de esta que es una crisis sanitaria, económica y social".
En esta situación, la Iglesia en Europa está llamada a llevar a cabo su misión
con mayor celo y a aportar su contribución, ofreciendo un mensaje de fe,
unidad, solidaridad y esperanza.
Recordando el origen del
proceso de integración europea en 1950 con la declaración de Robert Schuman, y
el inicio de un proyecto de unidad supranacional, garantía de paz y de
superación de los nacionalismos que tanto habían desgarrado a Europa, el
Cardenal subraya el apoyo constante de la Iglesia al proceso de integración,
desde el tiempo de Pío XII, hasta la proclamación por parte de San Pablo VI y
San Juan Pablo II de los Santos Patronos de Europa, pasando por las visitas al
Parlamento Europeo de San Juan Pablo II el 11 de octubre de 1988, y del Papa
Francisco el 25 de noviembre de 2014, con quienes -señala- se ha intensificado
aún más la cercanía de la Iglesia a Europa. Francisco, "el primer
Pontífice no europeo en más de mil años".
El papel de la COMECE y el
CCEE dentro de la Unión Europea
Un signo importante, según el Cardenal, dentro de Europa son las instituciones como la COMECE, Comisión de los Episcopados de la Unión Europea, que se remonta al 3 de marzo de 1980, como "un reconocimiento de la necesidad de apertura mutua y de colaboración fraterna de las Iglesias de Europa, entre ellas y con las Instituciones europeas", para promover y proteger el bien común, a la luz de la alegría del Evangelio de Cristo".
Si el acercamiento de la Santa Sede a las
instituciones europeas es de naturaleza puramente diplomática, recuerda
Parolin, la perspectiva compleja y preciosa de la labor de la COMECE es en
cambio "la de acompañar el proceso político de la Unión Europea en las
áreas de interés para la Iglesia y comunicar las opiniones y visiones de los
episcopados sobre el proceso de integración europea". Igualmente,
importante es el papel del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE),
compuesto por los Presidentes de todas las Conferencias Episcopales, un papel
más pastoral pero igualmente necesario.
La visión europea del Papa
Francisco
La cita con la Plenaria
que acaba de terminar es, por tanto, una ocasión importante para hablar a toda
Europa de los retos presentes: es la voz de la Iglesia a la que se añade la del
Papa. Desde aquí el Cardenal vuelve al contenido de la carta que le dirigió el
Papa hace unos días, en vista de esta circunstancia. "Me parece
-dice el Secretario de Estado- que la intención de la carta del Papa es
sobre todo la de continuar una reflexión sobre el futuro de Europa", un
continente que le importa mucho sobre todo por el papel central que ha
desempeñado en la historia de la humanidad. Como siempre, la reflexión del Papa
Francisco no pretende dar indicaciones puntuales sobre los pasos a seguir, sino
más bien sugerir una "trayectoria ideal" y los elementos
fundamentales sobre los que reflexionar para que quienes puedan, actúen.
La visión europea del Papa
Francisco
La cita con la Plenaria
que acaba de terminar es, por tanto, una ocasión importante para hablar a toda
Europa de los retos presentes: es la voz de la Iglesia a la que se añade la del
Papa. Desde aquí el Cardenal vuelve al contenido de la carta que le dirigió el
Papa hace unos días, en vista de esta circunstancia. "Me parece que
-dice el Secretario de Estado- la intención de la carta del Papa es sobre todo
la de continuar una reflexión sobre el futuro de Europa", un continente
que le importa mucho sobre todo por el papel central que ha desempeñado en la
historia de la humanidad. Como siempre, la reflexión del Papa Francisco no
pretende dar indicaciones puntuales sobre los pasos a seguir, sino más bien
sugerir una "trayectoria ideal" y los elementos fundamentales sobre
los que reflexionar para que quienes puedan, actúen.
"Nadie se salva
solo"
En la perspectiva del Papa
Francisco nunca hay conceptos abstractos, sino que siempre están las personas,
centrales en el debate sobre Europa porque, afirma el cardenal, "una
Europa que perdiera de vista a la persona, y la conciencia de que todo ser
humano está inserto en un tejido social, sólo puede reducirse a un conjunto de
procedimientos burocráticos y estériles" y esto es aún más necesario ahora
que nos enfrentamos a una pandemia que no conoce fronteras ni procedimientos.
La persona, por lo tanto, no como sujeto de derecho sino en sus sentimientos,
esperanzas y vínculos concretos. Como ha dicho el Papa en varias ocasiones, el
riesgo hoy en día es que se malentienda el concepto de libertad,
"interpretándolo casi como si fuera el deber de estar solo, liberado de
todo vínculo, y en consecuencia se construye una sociedad sin sentido de
pertenencia".
Y la pandemia aún más hoy
nos invita a cambiar los estilos de vida y a redescubrir la "identidad
comunitaria", la única sobre la cual construir, "la única capaz de
superar las divisiones y contradicciones". Y en esto, observa el cardenal
Parolin, tanto la COMECE como la CCEE, los episcopados y los obispos
individuales tienen un papel fundamental que desempeñar: vivir y afirmar la
comunión eclesial, la pertenencia a una sola comunidad, para que "las
obvias diferencias de los pueblos no sean el pretexto para aumentar las
divergencias, sino más bien para reconocer la riqueza de nuestro
continente".
Las directrices del
testimonio cristiano en Europa
Por lo tanto, aún hoy, el
testimonio cristiano es el "tejido conectivo" de Europa y el Papa en
su Carta traza las pautas de este testimonio a través de sus cuatro
"sueños". "Sueño -dice él- con una Europa amiga de la persona y
de las personas (...), que sea una familia y una comunidad, (...) solidaria y
generosa, (...) sanamente laica". "Una Europa amiga de la persona y
de las personas es ante todo una Europa -señala el cardenal- que ama a la
persona en su verdad y en su integridad y sobre todo que respeta su dignidad
trascendente". Esto ayuda, subraya Parolin, a interpretar y evaluar las
propuestas legislativas que se están elaborando y a orientar a los que tienen
responsabilidades políticas. "Entre estos principios y valores, es
particularmente importante el reconocimiento de la dignidad sagrada e
inviolable de toda vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, a la
que es fundamental asociar la defensa y promoción de la familia, verdadera
célula de la sociedad, fundada en la unión estable de un hombre y una mujer.
La idea de "persona
monádica" genera preocupantes legislaciones
Hoy, en cambio, prevalece en el plano legislativo el concepto de persona que posee "derechos subjetivos individuales, limitados exclusivamente por los intereses del Estado, principalmente por cuestiones de seguridad, como la lucha contra el terrorismo o el blanqueo de dinero" - señala además el Cardenal Parolin. Ejemplos de ello son, explica, legislaciones como la creada para la protección de datos personales u otras más preocupantes, como las "vinculadas a la eutanasia o las que ponen al mismo nivel el matrimonio y otros tipos de unión, en las que prevalece un concepto de persona solitaria y monadica ajena a la idea de pertenencia a una comunidad, compuesta por una pluralidad de sujetos con los que comparten derechos, pero también deberes".
El Papa Francisco, por otra parte, recuerda que "la persona y la comunidad son los cimientos de la Europa que como cristianos queremos y podemos contribuir a construir". Es necesario, en cambio, y en esto la Iglesia tiene la responsabilidad, como explica el Cardenal, mostrar una humanidad diferente que nace del Evangelio: lo que se necesita es "un amor a la persona, sobre todo a la que vive el drama de un embarazo no deseado, a la que tiene una enfermedad y ya no puede soportar el peso del sufrimiento, al migrante que llega a nuestras costas perdido y a menudo víctima de traficantes sin escrúpulos". Este amor a la persona se concreta en gestos de caridad y solidaridad y en la visión del hombre "no abandonado a sí mismo, sino querido y amado y consciente de que la fatiga, el dolor redimido por el Señor Jesús y no meras pruebas sin sentido".
El
testimonio, por lo tanto, de la caridad iluminada por el Evangelio, está
llamado a ser también un testimonio de la verdad. Es el papel público de la
Iglesia que ayuda y educa, y con respeto a la autonomía de la política, también
da su propia contribución al bien de la sociedad.
Las prioridades de la UE
en cooperación con la Comece
A partir de aquí el Cardenal
Parolin se extiende sobre lo que él define como "prioridades de interés
para la Unión Europea y que pueden ser objeto de la colaboración de la COMECE
con las instituciones europeas".
Un primer tema es la
recuperación de las consecuencias sanitarias, sociales, económicas y humanas de
la pandemia: un proceso largo y difícil, en el que participa la Comisión
Vaticana Covid-19 (VCC), querida por el Papa. Para Francisco, el camino que hay
que descubrir es el de la fraternidad, lo que significa también "compartir
la investigación y la inversión para la producción de vacunas" y "el
uso apropiado e inteligente de las herramientas para superar las consecuencias
de la pandemia", como el fondo para la recuperación Next Generation UE
que, según Parolin, parece ir "en la dirección correcta de una
concretización de la solidaridad entre los Estados miembros".
Las prioridades de la UE
en cooperación con la Comece
A partir de aquí el
Cardenal Parolin se extiende sobre lo que él define como "prioridades de
interés para la Unión Europea y que pueden ser objeto de la colaboración de la
COMECE con las instituciones europeas".
Un primer tema es la
recuperación de las consecuencias sanitarias, sociales, económicas y humanas de
la pandemia: un proceso largo y difícil, en el que participa la Comisión
Vaticana Covid-19 (VCC), querida por el Papa. Para Francisco, el camino que hay
que descubrir es el de la fraternidad, lo que significa también "compartir
la investigación y la inversión para la producción de vacunas" y "el
uso apropiado e inteligente de las herramientas para superar las consecuencias
de la pandemia", como el fondo para la recuperación Next Generation UE
que, según Parolin, parece ir "en la dirección correcta de una
concretización de la solidaridad entre los Estados miembros".
Migración: revisión del
Reglamento de Dublín
La segunda cuestión se
refiere a la "tragedia" de las personas que se ven obligadas a
abandonar su país de origen para buscar un futuro mejor o para huir de las
guerras y la persecución. Somos muy conscientes -explica el cardenal- de los
problemas y distinciones que hay que hacer y de que a veces la carga para la
población de los lugares de llegada o de paso puede ser casi insoportable. En
este sentido, creemos que el Reglamento de Dublín debe ser revisado. El nuevo
Pacto sobre la Migración y el Asilo, presentado el pasado 23 de septiembre por
la Comisión Europea, trata de marcar un paso adelante aunque plantea muchas
dudas, tanto en lo que se refiere a su planteamiento básico, que parece estar
más centrado en la seguridad de las fronteras y la contención de los flujos
migratorios que en la acogida, como en lo que se refiere a algunas propuestas
concretas como, por ejemplo, la posibilidad de financiar la repatriación de las
personas que no se quieren acoger o los plazos temporales para evaluar las
solicitudes de asilo" .
El medio ambiente: el
proyecto Green Deal como fuente de beneficios
Una tercera cuestión de
particular importancia es la del clima y el medio ambiente que, según la
voluntad del Papa, implica una verdadera "conversión ecológica" y
"un compromiso en favor de la justicia y en defensa de las poblaciones más
pobres y vulnerables, así como hacia las generaciones futuras". A este
respecto, el proyecto Green Deal, "que tiene por objeto convertir a Europa
en el primer continente con impacto climático cero para 2050, es sin duda
-según el Cardenal Parolin- un proyecto interesante y significativo, que
podría aportar importantes beneficios a Europa y al mundo entero".
Cuidado con los riesgos de
la digitalización
Otra cuestión prioritaria
para la actual Comisión, que el Cardenal Parolin destaca en su discurso, es el
"proceso de digitalización en constante aceleración" que puede
entrañar riesgos relacionados con "el acceso justo y universal a las nuevas
tecnologías, el tratamiento de los datos y la privacidad, la pérdida de puestos
de trabajo y el uso de la inteligencia artificial y la robotización". Así
pues, si la Unión Europea -explica Parolin- quiere ser protagonista en este
sector, debemos estar atentos para que no se produzca a expensas del respeto de
la dignidad humana, sino que vaya en la dirección de un mayor desarrollo
integral de cada persona y de todos los pueblos".
Con África, apuntar al
desarrollo integral
Un último aspecto de las
políticas europeas que el cardenal señala a la atención de las Iglesias es la
relación con los países vecinos que aspiran a entrar en la Unión Europea, pero
sobre todo es la asociación con África. El interés -señala- no debe reducirse
"a la solución de los flujos migratorios, sino que constituye una
oportunidad única para que Europa favorezca un desarrollo integral del
continente africano", lejos de "malentendidos que van desde la simple
inversión de dinero", "al nacimiento de infraestructuras" hasta
una verdadera "colonización ideológica".
Participación en la
Conferencia sobre el futuro de Europa
La última observación del Cardenal Parolin se refiere a la relación entre las instituciones y la población europea con la invitación a no traicionar las esperanzas y los sueños, especialmente de los jóvenes. La elevada participación en las elecciones europeas de mayo de 2019 -señala- ha mostrado un nuevo interés, un factor de esperanza para el futuro, pero también expone a un renovado sentido de responsabilidad de los representantes políticos elegidos y de las instituciones, llamadas a responder a la confianza que los ciudadanos han depositado en ellas. A este respecto, la Conferencia sobre el futuro de Europa, organizada por el Parlamento, el Consejo y la Comisión para "repensar la Unión Europea" a la luz de los nuevos desafíos internos y externos diez años después de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, podrá desempeñar un papel importante.
"Se trata -dice el Cardenal Parolin- de una
oportunidad importante para repensar la identidad europea y sus valores, así
como para hacer que las instituciones europeas sean más próximas y respondan
mejor a las necesidades de la Unión y a los desafíos actuales. Es de esperar
que la Iglesia participe sobre todo como socio en ese 'diálogo abierto,
transparente y regular con las iglesias' al que se refiere el artículo 17 del
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea".
Gabriella Ceraso - Ciudad
del Vaticano
Vatican News