En la oscuridad del sufrimiento, la estructura de Gela es un testimonio de la ternura y la misericordia de Dios
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El Papa Francisco quiso escribir una carta para mostrar su cercanía a la "Pequeña Casa de la Misericordia" en Gela, Sicilia, Italia - "construida para ayudar a aquellos que sufren de dificultades y precariedad" - y para animar a aquellos que pasan todos los días allí sin reservas.
Una casa propuesta por el Papa
La "Pequeña Casa de la Misericordia" nació en 2013; la idea
fue de Francisco. Don Pasqualino Di Dio, un joven sacerdote de Piazza Armerina,
después de participar en la primera Misa pública del Papa Francisco, el
17 de marzo, recibido en audiencia, habló al Papa sobre la realidad social de
su diócesis, las dificultades de muchas familias, la última de su ciudad, Gela.
Francisco lo escuchó y le sugirió que diera vida a una Casa que fuera un signo
de la misericordia de Dios. Hoy en día esa Casa tiene un comedor, un centro de
escucha y acompañamiento, es también un banco de alimentos y con los brazos de
muchos voluntarios ofrece asesoramiento, servicios de mediación familiar,
asistencia escolar a los niños y trabaja en sinergia con Cáritas, instituciones
locales, parroquias y asociaciones.
Testimonio de la ternura del Padre
“Los animo – escribe el Papa a Don Di Dio – y a todos los que colaboran
en vuestros proyectos para el bien, a perseverar en la loable misión de
testimoniar la ternura y la misericordia del Padre, ofreciendo el compartir y
la solidaridad a los más débiles y desorientados”. Con la colaboración de la
Cooperativa Social "Rafael", la "Pequeña Casa de la
Misericordia" también dirige una clínica médica, un dormitorio, un
emporio, talleres de costura, carpintería y cerámica y está al lado de los más
débiles. "Aseguro un recuerdo orante para los voluntarios y para aquellos
que son asistidos por usted y, mientras le pido que rece por mí, le envío
cordialmente la Bendición Apostólica", concluye el Papa en su carta.
La cultura del cuidado del otro
Don Pasqualino Di Dio comentó las palabras del Papa Francisco definiéndolas
como "un signo del afecto del Papa y también una confirmación del trabajo
que en silencio tantos hombres y mujeres de buena voluntad realizan al servicio
de los pequeños del Evangelio". Para el sacerdote, lo que los voluntarios
y benefactores llevan a cabo en la "Pequeña Casa de la Misericordia"
es un "sueño de amor, especialmente durante este tiempo de confusión y
sufrimiento causado por gran parte de la pandemia". "Todos los
servicios que tienen lugar en nuestro Centro tienen su punto de apoyo en la perpetua
adoración eucarística – explica el sacerdote – de aquí viene la fuerza y la
Providencia. Estamos llamados en este difícil momento a dirigir nuestra
atención a los más débiles y vulnerables – concluye – sin dejar que domine la
cultura del rechazo y la sospecha, que debe ser sustituida por la promoción y
la custodia del otro, con la certeza de que la vida sólo se posee dándola y que
el Señor no nos abandona".
Ciudad del Vaticano
Vatican News