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Gentileza |
Rodolfo, el “Viejo” de la “Guerita”, Luz María
Abigail, han compartido su maravillosa historia de amor de más de 64 años
con Aleteia. Nos abrieron la intimidad de sus corazones,
por lo cual nos sentimos honrados y más que agradecidos y haremos lo posible
por corresponder a esta gran muestra de confianza mediante este pequeño
homenaje a su amor.
Sería
padre, pero uno biológico -y no solo espiritual- de una familia numerosa.
Don Rodolfo, al
tiempo conoció a su amada Luz María con quien compartiría su llamado al servicio en el grupo
de Acción Católica de
su ciudad natal, Monterrey (México).
Ambos, amantes de Jesús Eucaristía, también asistían
a Misa diaria. Al
terminar, él, como los caballeros “de antes” acompañaba a la mujer en quien ya
había puestos sus ojos, -junto a una amiga en común- hasta su casa, lo que les
permitió seguirse tratando e irse enamorando poco a poco.
Pero como
luego sucede no solo en las novelas de amor, dicha amiga en común mostró
interés en Don Rodolfo, lo que lo motivó a ya no perder más tiempo e invitar a
Luz María, la mujer quien su sonrisa lo enamoraba cada día más y más, a que
fuera su novia, él de 24 y ella de 21.
Sí, así
de romántico y elegante, de digno y paciente era el amor de los años 50. Y así mismo se los han mostrado a la gran
familia que hasta el día de hoy sigue creciendo.
La dignidad que Don Rodolfo siempre reconoció en el verdadero amor lo llevó a querer dar el siguiente paso con le reverencia que este acto merecía. Para proponerle matrimonio a la mujer que ya le había robado el corazón se hizo acompañar de un sacerdote hasta la casa de su amada. Ahí ambos pidieron la mano de Luz María a sus padres.
Recibieron
el Sacramento del Matrimonio el 11 de agosto de 1956, después de casi 3 años de noviazgo.
Abiertos a la vida y centrando su amor en Dios y en la Virgen María, formaron una familia con 5 hijos: Magdalena, Luz María, Rodolfo, Juan Carlos (QEPD) y Abigail. En la actualidad tienen 17 nietos y 4 bisnietos.
Además
de tener a Dios como el eje central de sus vidas, el trabajo, el servicio y el darse sin
reservas a los demás son valores que les han permitido tener los pies en la
tierra y la mirada en el cielo.
¿Qué les dirían a las parejas jóvenes a
quienes hoy en día se les hace muy fácil tirar la toalla en su matrimonio?
“Que
se acuerden lo que prometieron delante de Dios, que siempre estarían unidos. Que se
entreguen el uno al otro buscando hacer siempre el bien. Comuníquense en cada
momento y tómense de la mano de Dios y de la Virgen”.
La gran devoción y religiosidad que ha sido
ejemplo perenne de su vida matrimonial fue fruto de la formación que ambos
tuvieron en sus hogares. De hecho, por lo menos hay 2
nietos con vocación al sacerdocio,
hijos de la menor de sus hijas -Abigail- y que ahora están estudiando en el
seminario.
Pudiera
seguir escribiendo tanto de este amor de casi 70 años. Solo me queda agradecer
a Dios por el amor de Don Rodolfo y Doña Luz María y porque nunca llega tarde.
Sé que esta historia es como un respiro de aire fresco para muchos jóvenes que
han perdido el deseo de casarse y formar una familia teniendo como centro a
Dios.
Es también un
bálsamo esperanzador para muchos matrimonios en crisis que creen que quizá Dios se ha
quedado dormido y no los escucha. ¡No! Dios nunca duerme y tú y tu matrimonio
están dentro de su corazón y sabe de su dolor.