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Peregrinación en Fátima con iconos de los niños videntes ya canonizados, San Francisco y Santa Jacinta Marto |
– la Virgen
del Pilar, en carne mortal, en Zaragoza hacia el año 40 d.C. (explica
también el milagro de Calanda en el siglo XVII)
– la Virgen de Guadalupe,
en México en el siglo XVI, con el indio San Juan Diego
– la Medalla
Milagrosa en París (1830), con Santa Catalina Labouré, consagrada
– las apariciones de La
Salette (Francia, 1846), a dos niños pastores pobres
– las apariciones de Lourdes
a Santa Bernadette, muchacha pobre de 14 años (Francia, 1858)
– las apariciones en Pontmain
(Francia, 1871), a 6 niños, flotando sobre un establo
– las apariciones en Fátima (Portugal, 1917), a tres niños pastores (Lucía dos
Santos y los hermanos ya canonizados Francisco y Jacinta)
– las apariciones en Beauraing
(Bélgica, 1932), a 5 niños de 9 a 15 años
– las apariciones en Banneaux
(Bélgica, 1933), a Mariette Beco, que tenía casi 12 años
Con prólogo del obispo Munilla
El obispo José Ignacio Munilla, veterano
colaborador de Radio María y autor del prólogo del libro, aprecia que el texto “no se detiene en la
narración de los acontecimientos, sino que profundiza en el contenido de los
mensajes de la Virgen, la vida de los videntes -antes y después de su
encuentro con la Virgen- y las circunstancias que llevaron a la Iglesia al
otorgamiento del máximo reconocimiento a esas manifestaciones, aprobando Oficio
Divino y Misa propios para conmemorar la aparición”.
El autor, Díez Quintanilla, explica que sus padres
le inculcaron desde niño un gran amor a la Virgen y que ha podido visitar
muchos lugares consagrados a María. “Siempre me ha fascinado pensar por qué había decidido la Virgen
aparecerse en tal lugar, por qué había escogido a ese vidente, qué nos quería
transmitir con su mensaje…”, escribe.
¿Para entenderlo? El amor y la
libertad
El autor cree que para comprender las apariciones
de la Virgen, hay que partir de dos grandes principios: el amor y la libertad.
El amor es el de la Virgen hacia los hombres, que “como toda Madre que ama a sus
hijos, se preocupa por nosotros y viene al mundo en forma de
apariciones para trasladarnos mensajes que nos ayuden y nos guíen en nuestro
camino hacia Dios”.
La libertad
es la que tienen los cristianos para creer o no en las apariciones: “en los
dos casos se pude ser un buen cristiano y, lo más importante, alcanzar la
salvación”.
En muchas de estas apariciones la Virgen habla y el libro recoge en letra
negrita sus palabras, que pueden repasarse con agilidad como una catequesis de
la Madre de Dios. Por ejemplo, en Beauraing se apareció en 33 ocasiones, pero
la Virgen habló sólo en 19 ocasiones y repitiendo ideas, que el libro recoge.
La doctrina sobre las apariciones
El libro dedica una docena de páginas a explicar la
doctrina católica sobre las apariciones marianas (y a veces de otros santos) en
general.
Explica, por ejemplo, que aunque en La Salette
apareciera como “una gran señora” (decía la vidente) que hablaba en francés, y
en Lourdes como una chica menuda que hablaba en gascón o occitano, es la misma
María, que “dentro de ese cuerpo glorioso puede tener distintas características físicas -edad,
estatura, apariencia, lengua- que son adaptaciones pedagógicas a la
cultura y al lenguaje de los videntes”.
El libro resume además el decreto de Doctrina de la
Fe de 1978 que es “la regulación más reciente para el tratamiento de las
apariciones”, que era un texto sólo a disposición de obispos y sus
colaboradores, hasta que fue traducido y difundido en 2011 por Benedicto XVI.
Allí se establece la responsabilidad del obispo
local (que es el primero en vigilar e intervenir), la de la Conferencia
Episcopal (sólo si el obispo lo solicita o permite) y la de la Sede Apostólica
(con el Papa o Doctrina de la Fe). Explica también los grados de aprobación, detallando que la
aprobación más alta se da cuando la liturgia incorpora en el calendario
litúrgico una misa y textos para el rezo de oficio divino específicos
sobre esa aparición.
Un tema que se repite: la necesidad
de conversión
Aunque cada una de las apariciones “modernas”
(desde 1930) tiene distintos acentos, todas insisten en la necesidad de
conversión, dice el autor. “El relevo a la petición de ‘convertíos’ de los profetas en el Antiguo
Testamento, retomada en el Nuevo Testamento por San Juan Bautista,
parece que haya sido tomado por la Virgen María a partir de 1830″.
Sin embargo, el mismo Díez Quintanilla en 2015 en
una conferencia con la Fundación Cari Filii explicó que “la Virgen no se
repite”, en el sentido de que cada aparición tiene elementos novedosos, que desgranaba
en aquella conferencia (y también en este libro).
El autor finaliza el libro señalando una serie de elementos marianos en
el siglo XX relacionados con el final del comunismo en Europa y Rusia.
“Todavía hoy no se comprende como el más terrible y duradero de los
totalitarismos se desintegró sin violencia y sin víctimas”, dice del final de
la URSS en 1991.
“Habían
transcurrido únicamente 7 años entre la consagración al Inmaculado Corazón de
María y la extinción del imperio comunista. Para muchos cristianos, la
única explicación para esa mano invisible que guió los acontecimientos fue una
providencial y especial protección del Cielo, auspiciada por la Virgen María,
haciendo honor a su última letanía: Reina de la Paz”.
Una presentación ágil y divulgadora
El libro cumple a la perfección su objetivo de
presentar de forma ágil y
divulgativa, pero con detalle suficiente, estas 9 importantes
apariciones marianas, poniéndolas en contexto y a veces en relación unas con
otras. Muchas personas que son devotas de esta aparición, o aquella otra, disfrutarán
conociendo las otras, pues todas son mensajes de amor y cercanía de la
Madre a sus hijos.
(Publicado originariamente en el portal de
noticias marianas CariFilii.es)
Fuente: ReL
En este vídeo de
5 minutos, un breve repaso de Díez Quintanilla a las apariciones de la Virgen,
cada una con su estilo