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| By Renata Sedmakova | Shutterstock |
Proximidad ambigua
Para
diferenciarlos, el segundo Judas va acompañado, en los Evangelios, de un apodo,
“Tadeo”,
derivado del adjetivo arameo (la lengua de Jesús) Taddajja que
significa “valiente”, “digno de elogio” y “lleno de corazón”.
Aparentemente
la intención era marcar bien por su nombre su carácter evangélico y las
cualidades que caracterizan a un buen evangelizador.
Aparte de eso, la información sobre él es escasa, más allá del hecho de que
tradicionalmente es considerado como el autor de la Carta de San Judas, el
último texto, muy breve, antes del libro de Apocalipsis,
del Nuevo Testamento.
Según
la presentación que hace de sí mismo, podemos decir que Judas Tadeo es en
efecto el hermano de Santiago el Menor, que también tuvo que distinguirse del
otro Santiago, hermano de Juan, entre los apóstoles.
Aunque
el grado de parentesco se sigue debatiendo entre las tradiciones, este Judas es
hijo de Alfeo, hermano de san José y de María de Cleofás, una de las “tres
Marías” presentes al pie de la cruz (Jn 19,25-27)
en el momento de la crucifixión de Jesús.
Y
es, por tanto… el primo (no biológico)
de Jesús.
La única carta de Judas Tadeo
La Carta de San Judas es probablemente el
texto menos conocido y menos leído de todos los textos del Nuevo Testamento. Y
con razón, si se confunde al atribuirla a Judas Iscariote, el que vendió a su
maestro.
No
obstante, el poder de las palabras que encontramos en esta carta no puede
llevar a la confusión entre los dos Judas, más allá del hecho mismo de que este
Judas se presenta como “Judas, servidor de Jesucristo, hermano de Santiago”,
aunque no se designe a sí mismo en ninguna parte como apóstol.
Como
dice Orígenes, padre de la exégesis bíblica, de esta carta: “si bien consiste
en unas pocas líneas, está llena de portentosas palabras de gracia divina”.
Un
rasgo subrayado por Benedicto XVI, en 2006, durante una de sus catequesis,
evocando su personalidad y recomendándolo a los fieles y peregrinos como modelo
a seguir en sus vidas: “utilizando palabras fuertes”, dice, Judas Tadeo
advierte a los cristianos contra cualesquiera que “toman como excusa la gracia
de Dios para disculpar sus costumbres depravadas y para desviar a otros
hermanos con enseñanzas inaceptables”, tacha a estos últimos de “nubes sin agua
zarandeadas por el viento, árboles de otoño sin frutos, dos veces muertos,
arrancados de raíz; son olas salvajes del mar, que echan la espuma de su propia
vergüenza, estrellas errantes a quienes está reservada la oscuridad de las
tinieblas para siempre”.
¿Cómo
confundirlos? Se ve claramente que el autor de estas líneas “vive en plenitud
su fe, a la que pertenecen realidades grandes, como la integridad moral y la
alegría, la confianza y, por último, la alabanza”, destaca el Papa emérito.
San Judas, un poderoso intercesor
Judas
Tadeo vivió incansablemente la belleza de la fe cristiana. Agricultor
de origen, predicó el Evangelio hasta Persia, antes de morir mártir en la
ciudad de Maku, entonces perteneciente al Reino de Armenia
(ahora en el norte de Irán).
La
tradición armenia lo considera el fundador de su Iglesia con el apóstol
Bartolomé (a partir del año 43), mientras que otras tradiciones sitúan el lugar
de su martirio en Siria, o en Mesopotamia.
Sin
embargo, todos reconocen en él un ser tan bueno que es venerado como el “santo
patrón de las causas desesperadas y de las causas perdidas”,
como aquel que continúa hasta el final de sus expectativas cuando no queda nada
más que la esperanza y la fe.
Por
lo tanto, Judas es considerado un santo poderoso. Sus intercesiones fueron
consideradas notables, casi milagrosas. Y por eso se le dedican varias
oraciones:
Para una situación muy dolorosa:
Para hacer renacer la esperanza en el corazón:
“San Judas, tú haces renacer la
esperanza en nuestros corazones.
Tus méritos y tu vida ejemplar ahora
nos traen bendiciones y gracias divinas, sé nuestro defensor.
Condúcenos a Jesús y a María. Contigo,
bendito Apóstol, damos gracias a Dios y Le alabamos de todo corazón por los
innumerables beneficios que recibimos constantemente. Amén”.
Para crecer en la fe:
“San Judas, nuestro fiel intercesor
ante Jesús, escucha nuestras intenciones especiales para presentarlas al Señor
Todopoderoso, Fuente de todo bien.
Consíguenos un aumento de nuestra fe
en Su amor.
Que cada día nos encuentre en unión
cada vez más íntima con nuestro Padre en los Cielos. Amén”.
Sus grandes devotos
Muchos
santos fueron grandes devotos de Judas Tadeo. Se dice que san Bernardo de
Claraval viajaba siempre con una reliquia del santo apóstol; que él fue quien
sacó a santa Gertrudis de entre las sombras; y finalmente que fue a él a
quien Jesús designó como un poderoso intercesor cuando se apareció a santa
Brígida de Suecia, en un momento de gran necesidad, pidiéndole que invocara su
ayuda con fervor.
San
Judas es honrado el 28 de octubre con san Simón, originario de Caná, por haber
trabajado juntos por la conversión de los gentiles.
Él
también recibió un apodo —“el cananeo”— para distinguirlo de Simón Pedro,
“Príncipe de los Apóstoles”, aunque su apodo fuera más favorecedor, pero ¡por
si había confusión!
Isabelle
Cousturié
Fuente: Aleteia
