HOY EL RETO DEL AMOR ES PEDIRLE AL SEÑOR UNOS OJOS NUEVOS PARA DESCUBRIRLE TRES VECES A LO LARGO DEL DÍA

La gran cosecha

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

Ayer, mientras paseaba con Israel, al pasar junto a la higuera, me dijo:
-¡Mira qué higo tan enorme! ¡Y parece que está maduro!

Efectivamente, estaba listo para cogerlo. Y, un poco más allá... ¡había otro! ¡Y descubrimos uno más!

-Oye... -me sugirió Israel- ¿y si intentamos coger uno para cada monja, y se los llevamos de sorpresa?

-Uy, no sé si habrá tantos... -respondí viendo los higos verdes- Pero, bueno, ¡vamos a intentarlo!

¡¡Y a ello que nos pusimos las dos!! No imaginas la de vueltas que dimos a la higuera, movimos las hojas, saltamos para enganchar las ramas altas, miramos desde todos los ángulos posibles... Y, al final, ¡teníamos exactamente los higos que necesitábamos!

Recordando en la oración nuestros “afanes de recolección”, me reía al pensar que un poco así nos puede pasar con Jesucristo.

Sí, porque Él está, te acompaña cada segundo de tu jornada, va dejando mil detalles de su amor a tu alrededor... pero, a lo largo del día, también encontramos muchas hojas que pueden ocultarnos los ricos frutos: preocupaciones, tareas pendientes, una situación complicada...

La cuestión es: ¿estás dispuesto a dar vueltas a la higuera de este día, descubrir los higos que Cristo ha puesto para ti? Se necesita una mirada atenta, estar dispuesto a rebuscar entre hojas y ramas... pero, sobre todo, se necesita confianza en el corazón. Solo quien cree de verdad que Cristo está vivo, que está a tu lado, es capaz de mirar a fondo. Y “quien busca, encuentra”.

Es verdad que hay frutos que aún están verdes, tantas cosas en que hay que esperar... El Señor no nos regaló recoger todos los higos, pues no todos estaban maduros. Eso sí, nos regaló coger los suficientes para la Comunidad. Tal vez Jesucristo no te dé todo lo que querrías; pero ten por seguro que te dará todo lo que necesitas.

Hoy el reto del amor es pedirle al Señor unos ojos nuevos para descubrirLe tres veces a lo largo del día. ¡Él está a tu lado! Y, si no eres capaz de verle “sobre la marcha”, repasa la jornada por la noche con Él: ¡busca, hay muchos higos esperándote! Empieza a disfrutar... ¡feliz día!

VIVE DE CRISTO

Fuente: Dominicas de Lerma