Amar
con un corazón de carne
Hola,
buenos días, hoy sor Amada nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Todos
tenemos experiencia de lo que es amar. Amamos a cada miembro de nuestra
familia, a los padres, a los abuelos, a los hermanos, a los amigos, a toda
persona que comparte nuestra forma de pensar, nuestros criterios o nuestra fe. Y
siempre amamos con un mismo corazón. Y yo me pregunto: ¿cómo es posible que
pueda amar a tantas personas, tan diferentes unas de otras, y que ese amor sea
verdadero, sincero y total?
Ciertamente
el ser humano es limitado, pobre, pero... ¿cuál es el secreto para poder amar
de esta forma plena a cada uno? Es el corazón el que ama, y amando, se dilata
más y más para amar más y mejor.
Nuestro
amor procede y participa de Dios que es Amor, es el Amor, y así, cuanto más nos
acercamos a Él, más crece nuestro pequeño corazón, más participa de su ser Amor
y nosotros somos transformados en su misma esencia, en amor.
Es
lo que le pasaba a Cristo: "El Padre me ama porque yo hago siempre lo que
le agrada", "La voluntad del Padre es mi alimento"... Por eso
puede decir: "Dios es Amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios
y Dios en él”.
Cristo
estaba fundido con su Padre en un abrazo divino, por eso puede amarnos sin límites,
con misericordia, y perdonarnos cuando acudimos a Él.
Por
eso nos dice: no tengas miedo a ensanchar tu corazón más y más. Cristo va
delante, Él abre el camino, ha muerto por ti, por todos, y ha resucitado para
que no perdamos la esperanza ni nos desanimemos si encontramos alguna
piedrecita en el camino.
Hoy
el reto es amar. Ama y sigue amando a los de cerca y a los de lejos.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma