¿Dónde
tengo puesto mi anclaje?
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Seguimos
con la obra de los antiguos gallineros que estamos convirtiendo en una nave
para guardar cosas. En esta fase nos ha tocado cambiar las ventanas. La verdad
es que eran de madera y estaban muy mal, y podridas por el agua.
Lo
que más me ha impresionado son las garras o anclajes. Siempre que he visto una
ventana, me quedaba mirando el marco. Pensaba que parte del marco entraría en
la pared y así se sujetaba... pero esto es en parte.
Lo
que realmente lo sujeta son unos hierros que están atornillados a la ventana,
que entran en la pared por los lados y hacen que se sujete y no pueda caerse.
Cuando miras la ventana, no se ven, pero, sin ellos, la ventana se caería tarde
o temprano.
Cuando
lo estaba colocando me daba cuenta de lo importante que es nuestro trabajo
escondido, lo que no se ve, lo que hacemos solo para el Señor. Porque muchas
veces hacemos cosas, pero buscamos la aprobación de los demás, o el que se
vea... pero, sin ese trabajo escondido, desinteresado, que solo lo ve el Señor,
tu interior nunca crecerá.
Jesús
nos dice que, cuando hagas limosna, “que no sepa tu mano izquierda lo que hace
tu derecha”; que cuando oremos nos metamos en nuestro cuarto y oremos en lo
escondido a nuestro Padre... Jesús lo que hacía era para su Padre Dios, su
mirada estaba en el interior, no en lo exterior.
Porque
donde esté puesto nuestro corazón, allí estará nuestro tesoro. Y es verdad que
para ver una ventana firme y que no la tire nada ni nadie es necesario que
tenga unos anclajes sólidos.
Ahora
estamos ya de vuelta de las vacaciones, y muchas dudas, preguntas,
preocupaciones nos bombardean. Es el momento de ver dónde nos sujetamos, porque
el miedo es libre, como libre es tu opción por Cristo, tu opción de confiar en
que Él está contigo.
Hoy
el reto del amor es hacer un acto de amor y que solo lo vea el Señor. Hazlo
solo por Él. Y dale gracias por el gran regalo de la Fe.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma