¡Con
flores a María!
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
párroco, al finalizar la misa del domingo, dijo a los fieles que, este año, la
fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, patrona de Lerma, iba a ser un poco
distinta debido al COVID, y, entre otras cosas, avisó que se haría la ofrenda
floral a la Virgen, pero respetando las medidas sanitarias. Cada fiel que lo
deseara, llevaría su ramo y lo depositaría ante la Señora, guardando las
distancias, etc. etc.
Me
pareció algo hermoso porque, a pesar de las restricciones que estamos viviendo,
la Iglesia, en todas partes, no quiere dejar de honrar a la Madre, en su
Natividad. ¡Queremos mostrarle nuestro amor de hijos!…
Entonces
me acordé de cuando era niña e iba al colegio… En el mes de mayo, la mayoría de
las niñas dejaban su ramo de flores en la clase, ante una imagen de la Virgen…
¡Nosotras, mis hermanas y yo, nunca pudimos llevarle ni una triste flor a
María! … ¡Y esto, nos apenaba mucho y también nos humillaba, aunque lo
comprendíamos!… Mi madre bien hubiera querido complacernos, pero nos decía que
tenía que pagar el colegio de las tres, ¡que era de los más caros en Madrid!..
Y darnos cada día para el viaje de ida y vuelta en el autobús… Y la comida, y
el uniforme, etc. Entonces la economía en casa no era boyante, aunque no nos
faltara lo necesario para ser felices en nuestra infancia…
Hoy,
después de tantos años, me ha venido a la memoria esta anécdota y pienso: ¡Qué
distinta es mi situación ahora! … ¡Hoy, no tengo que esperar a comprar flores
en una floristería, porque las tengo silvestres en la huerta y las cojo cuando
quiero! ¡Y además, si no hubiera ninguna, yo podría ofrecer a María, en mi
corazón, un bello ramo, que no tendría nada que envidiar a los reales que en
todas partes se le van a poner a los pies, en este día!…
Y
me diréis: ¡ese es un ramo “virtual”!... ¡Es verdad, pero también en lo
virtual, hay “clases”!... ¡El mío, está lleno de amor y es cálido y cercano!...
Respira ternura y gratitud, porque siempre la Señora me mostró que era “mi
madre”: me protegió, estuvo a mi lado en las pruebas, impidió lo que me podía
hacer daño… ¡Y me curó de una enfermedad grave y mortal!... ¿Y qué más?...
¡Pues que todo esto, lo he podido descubrir en la oración y con la ayuda de la
gracia!…
Hoy
el reto del amor es comprar unas flores para llevárselas a María, en la iglesia
más cercana… ¡Y si no tengo ocasión para ello, preparar en mi corazón una
corona de flores, de todos mis grandes deseos para con Ella!… ¡Y un rosario,
rezado con amor, en su honor!…
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma