Era un católico convencido que explicaba en 2015 que cada mañana, al levantarse muy temprano, lo
primero que hacía era rezar una hora ante una imagen de Cristo
Ennio Morricone |
Ha muerto
Ennio Morricone, autor de música inolvidable para películas de todo tipo: La misión, Los intocables de Eliot Ness, El bueno,
el feo y el malo, Dos mulas y una mujer... Según la agencia de
noticias italiana ANSA ha muerto por las complicaciones derivadas de una
reciente caída en la que se rompió el fémur.
En verano de
2019 Ennio Morricone aún dirigía conciertos veraniegos en una mini-gira por
España. Pero ya prometía descansar. "Con 90 años, hay que parar. He hecho tantas películas,
conciertos, música absoluta. En un momento dado he de decir ‘basta’.
He trabajado mucho, debo descansar y me permito parar", decía en una
entrevista en El País.
Reconocía que
pensaba bastante en la muerte. “No sé cómo será el más allá. Esperemos que esté
bien”, decía en ese periódico sin querer profundizar en temas espirituales en
esa ocasión (lo hizo en otras, como veremos).
Hambre y guerra de niño
Nació en Roma en 1928, sintió la muerte de su
hermano de tres años, pasó la adolescencia durante la II Guerra Mundial y su
hambre. Entró al Conservatorio con 12 años y se sacó un título ¡en trompa! en
el Conservatorio de Santa Cecilia. En 1956 se casó con María Travia, con quien
permaneció durante toda su vida.
No sólo
compuso música de cine sino también música sinfónica y arreglos para canciones.
Trabajó con directores del calibre de Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci,
Giuseppe Tornatore, Brian De Palma, Roman Polanski, Oliver Stone, Pedro Almodovar,
Roland Joffé y recibió 27
Discos de oro y 7 Discos de platino. No ganó un Oscar hasta los 87 años,
por la música de Los odiosos ocho, de Quentin Tarantino. Antes, había recibido
cinco nominaciones y un premio honorífico, en 2006. Siempre defendió que la música de "La misión" merecía un
Oscar.
Morricone explicó que hacer
música de cine le hizo sufrir mucho: él quería una cosa, pero el público
esperaba otra y el director y el productor otra distinta. Cualquiera
ve que su música de películas tiene una personalidad propia. Con el tiempo
aprendió a imponerse: a Pasolini, que le daba una lista de sugerencias, le
respondió que no trabajaba por encargo, a lo que el cineasta se rindió:
"estupendo, haga lo que quiera".
"Muchos necesitaban acostumbrarse, a veces mis obras eran un golpe
inesperado”, admitía el compositor. “Cada vez que compongo siento una gran
responsabilidad, porque quiero probar algo completamente original y que a la
vez sea entendido”, afirmó en otra entrevista.
Sus últimos años han sido tranquilos y trataba
de quedarse en casa. Le gustaba mucho el fútbol pero en los años finales ya no
iba al estadio y casi no iba ya al cine. “Maria [Travia, su esposa] y yo somos
ancianos. Por la noche nos gusta estar en la cama”, decía sencillamente. Aún
componía música y revisaba ediciones de sus discos, pero no escuchaba ya casi a
otros autores.
Una familia que rezaba en la guerra... y después
En 2015 hablaba de su fe en Credere.it (aquí en español en ReL).
"Provengo de una familia cristiana. Mi fe ha nacido en mi familia. Mis
abuelos eran muy religiosos. Mi madre, mis hermanas y yo rezábamos
siempre antes de irnos a la cama. Recuerdo el periodo de la guerra.
Durante esos años terribles rezábamos el rosario. Estábamos
todos muy impresionados. Me veo de nuevo, medio dormido, respondiendo a los Ave
María de mi madre. Siempre hemos sido religiosos. Los domingos íbamos
a misa y comulgábamos".
Este músico autor de obras instrumentales de gran
fuerza y espiritualidad creía que la música ayuda a rezar pero que rezar
necesita también "palabras, intenciones, concentración".
"Yo rezo una hora al día, incluso más. Es
lo primero que hago. También durante el día, así, al azar. Por la
mañana me pongo delante de ese Cristo. Y también por la noche. Espero que mis
oraciones sean escuchadas", explicaba en Credere.it.
Añadía que ser creyente implicaba sacrificio y respeto
a Dios y al prójimo. "Identifica a una persona honesta, altruista,
respetuosa de Dios y del prójimo. Amar a los otros -aunque la palabra
amar puede parecer fuerte-, pero es así. Esto es importante",
detallaba.
"En estos últimos tiempos hay que sacrificarse
aún más: yo mismo algunas veces me sacrifico para ayudar a las personas
que están en paro, a las muchas preocupaciones que agobian. Con mi
esposa, que es una buena persona, escrupulosa, hemos acostumbrados a nuestros
hijos a esta generosidad".
Y citaba a Jesucristo: "'Ama a los
otros como te amas a ti mismo'... éste es, para mí, un modo normal de
ser".
La música, la creación y Dios
También reflexionaba sobre la relación entre Dios y la
música. "La música ciertamente está cerca de Dios. Al mismo tiempo,
la música está proyectada en el alma y en el cerebro del hombre. Le permite
meditar", afirmaba.
"La música es el único arte real que se acerca
verdaderamente al Padre eterno y a la eternidad. Me digo a mí mismo, y
algunas veces a mi mujer, que la música ya existía, ¡toda ella! La
música que ha sido escrita y que será escrita. ¡Y el compositor que la
ha cogido y la cogerá! Según la propia época, según el momento en el que él
escribe y según la civilización y el estado de la investigación musical de su
tiempo. La música ya existe, aunque no esté", afirmaba.
Lo sacro en el humor o el western: la esperanza
Un día, el director de cine cómico Luciano Salce, con
quien hizo varias películas, le dijo: "tengo que dejarte, yo hago
películas cómica y tu compones música espiritual, sacra". Eso hizo pensar
a Morricone: "Probablemente a veces expreso lo sacro también cuando
no lo busco o no pienso en ello. Ni tan siquiera hablo de inspiración,
que no existe. Hablo de ideas. Tal vez estoy en un camino que lleva a estos
resultados".
También estaba satisfecho de su música en algunas
teleseries sobre papas. Creía “haber tocado al máximo lo sagrado cuando he
relatado el alma del hombre en las series de televisión sobre Juan XXIII y Juan
Pablo II, pero también en las películas de Sergio Leone, donde además
de violencia, hay siempre esperanza. Una esperanza que siempre he incluido
implícitamente en todas mis partituras”, decía a los 84 años.
Música sacra
en los años del Papa Francisco
Con el Papa Francisco ha creado bastante música sacra.
"Se me pidió 'Amén' como composición para un coro para la iglesia de Santa
María de los Ángeles de Roma, con ocasión de un Festival en el que participaban
seis coros procedentes de todo el mundo. Decidí componer una obra donde
sólo una palabra, «Amen», fuera cantada pero con la idea de implicar a los seis
coros", explicaba. Compuso también un Via Crucis, y una
"música sobre la Creación. El aire, la luz, el agua, el fuego, la tierra,
el hombre. Después, la torre de Babel, de la que mana, en hebreo, una
multitud de voces en un crescendo cada vez más
imponente..."
Explicaba además que de la Biblia le encantan
las parábolas, el relato de las bodas de Caná ("me emociona
mucho") y la Pasión, "momento importantísimo para la vida de Cristo y
de todos nosotros".
Sobre La Misión, explica que la vio sin
música, y la película le hizo llorar. "Tenía delante de mí al director y a
los dos productores y les dije: "No, yo no la hago, es preciosa así”. Creo
que estuve llorando media hora. Y ellos insistían. Hasta que cedí: "Haré
la música". No quería componerla porque si me equivocaba podría haber
estropeado la película. Trabajando sobre tres elementos distintos que no podía
ignorar, el oboe del jesuita padre Gabriel, la música coral y la música
étnica de los indios, creo que fue un milagro que consiguiera componer
una música en la que tres combinaciones independientes de sonidos funcionaban
también contemporáneamente".
P. J. G.
Fuente: ReL