El
verano de Hakuna, los jóvenes que revolucionan el apostolado en España
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@PabloPuigGC | Facebook | Hakuna Group Music |
Hakuna “no es nada”. Es un grupo, una forma
de vivir, una forma de “seguir a Cristo de una forma muy normal, con mucha
ilusión y con mucho amor”.
María, Pepe, Pilar y Pepe son jóvenes,
estudiantes de ingenierías, ADE, medicina… y en pleno julio, en vez de estar en
la playa, de viaje por Italia o tomando copas en sus garitos favoritos, están
con su ‘grupo religioso’ en lo que llaman un ‘compartiriado’.
El plan es parecido. Las copas y la fiesta sigue igual de
presente, pero con la diferencia de que quieren poner a Dios en el centro. No solo en la ‘farra’ obviamente: cada
día hacen una hora santa adorando y cantando a Dios en la hostia -llama la
atención que utilizan el término sin pudor-.
Los términos con los que se refieren al
proyecto en el que participan -si se puede llamar así- son nuevos: tienen ahora
mismo cuatro ‘rallys’ por España.
Uno en el norte, otro en Cataluña, en el
mediterráneo y ahora en todo el sur que es desde donde me cuentan su
experiencia.
En todos estos lugares hay 300 jóvenes -de
Barcelona, Bilbao, Madrid…- ’compartiriando’,
adorando a “la Hostia” y “queriéndose”. No lo llaman voluntariado ni misión.
Ellos hacen ‘compartiriado’.
“Cuando haces una labor social de este tipo, aprendes mucho más
de lo que das. Por
eso comparto lo que yo tengo, tengo tiempo y la otra persona me comparte su
experiencia de vida, su hogar… Es un dar y recibir. Entonces, compartimos”.
Pasan sed, duermen en el suelo, comen
tarde… ‘problemas’ a los que no están acostumbrados, pero que a sus 18, 21 o 23
años en un país primermundista como España, hacen que estos días sean toda una
experiencia.
“Te das cuenta de lo poco que necesitas para ser feliz”. Es una mezcla de sentimientos. En el
fondo, están de vacaciones.
Es un viaje, con gente joven, celebran
fiestas, pasan por muchas ciudades españolas… Pero “todos los días tenemos misa
y hora santa y el
centro es la Eucaristía. Y de eso nace un poder que nos transforma”.
Un apostolado joven y diferente
Pero detrás de la juventud y de la alegría
y las aficiones propias de su edad, hay algo más profundo: “No sabes la
cantidad de gente que viene sin fe o con una fe más fría por lo que sea; viene
gente muy variada, pero todo el mundo está muy a gusto. Es impresionante cómo
se transmite esta fiesta en donde la gente se lo pasa bien. La gente que nunca
ha conocido a Dios, que no sabe nada, ve lo que se genera y ve a Dios, se
empapa”.
Además este año es especial. Una pandemia mundial ha hecho que estos
‘compartiriados’ no se hayan dado en La India, Colombia o Albania.
Pero para no perderse esta experiencia, han
decidido hacer lo mismo en su propio país. “Porque no hace falta irse lejos para servir. Hemos seguido todos los protocolos y
hemos estado muy protegidos”.
“Otros veranos este ‘compartiriado’ era más
personal. Este año por el coronavirus ha sido más físico. Por ejemplo, ir a un convento de una diócesis y ayudar
a pintarlo, limpiarlo, pintar colegios,… Ha sido aprender todo esto, dar y recibir pero de otra
forma. Descubres otra forma de crecer sirviendo a los demás”.
Dios está en todas partes. Hasta aquí,
todos lo sabíamos. “En la fiesta, en la hora santa… tenemos una canción -porque
cantan y mucho- que se llama ‘Buscaré tu rostro Señor’. Y eso es lo que
queremos, encontrarnos con Él en cada momento del día”.
Este verano, mientras participan de este
‘compartiriado’, por ejemplo asistieron a un comedor social.
“Ahí nos contaban cómo de duro ha sido esto
del COVID 19. El día que estuvimos echando una mano, dieron de comer a 1.300
personas. Eran voluntarios, que no cobraban nada, y gracias a ellos 1.300
personas estaban comiendo».
«Pensamos que no somos nadie para cambiar
el mundo, puede parecer que solo somos una gota en el mar, pero como decía la Madre
Teresa, el mar sería menos sin esa gota. Me impresionó el cariño que ponían en
cada cazo de garbanzos que servían”.
Dentro de la Iglesia
El grupo Hakuna trabaja “codo con codo con
las iglesias locales. Nos ha impresionado el cariño con el que nos han recibido
sacerdotes de todas diócesis. Cómo se han volcado para ayudarnos».
«Esa experiencia de Iglesia también ha sido
muy fuerte y muy enriquecedora. Ellos conocen sus diócesis mejor que nadie y
nos han ayudado mucho”.
Y luego está… la Música.
“Es nuestra pata. Es un lenguaje
universal”. Hakuna hace música. Y con eso se han hecho conocidos en el mundo
entero.
Para acompañar sus ‘horas santas’ -su
adoración frente al Santísimo- han creado su propio estilo de música religiosa.
Canciones que acumulan escuchas en las redes sociales y que se tocan en miles
de parroquias.
“Es música con la que el objetivo es rezar
y alabar a Dios. Cantando
aprendemos a rezar. Yo
he aprendido a rezar cantando”.
Javier
González García
Fuente: Aleteia