"Muchas personas piensan que ser diácono es
una cosa de otro planeta, pero seguimos siendo personas normales. Lo único es
que estamos llamados al servicio, porque eso significa el diaconado"
Boris Castillo, como diácono, proclama el Evangelio en la Santa Misa |
Boris Castillo,
que fue un popular periodista deportivo televisivo en Panamá, ha
cumplido un año como diácono permanente, con un cargo de responsable de comunicación
y marketing en la arquidiócesis de Panamá y una capellanía atendiendo a
jóvenes conflictivos en un Centro de Cumplimiento para Jóvenes y
Menores Infractores.
"La Iglesia
ofrece un producto inigualable, que es la salvación, la vida eterna", explica
alegre, convencido de que es la mejor oferta de marketing posible, y la mejor
noticia concebible.
De jugador de la
selección de béisbol de Panamá a locutor
De adolescente y
joven consiguió becas para estudiar por su buen rendimiento como jugador de béisbol,
ganando un premio de Jugador Novel y jugando en la liga provincial. Luego llegó
a jugar en la selección nacional de béisbol de Panamá.
Pero a los 25
años empezó a trabajar como presentador de televisión en la sección de deportes
de TVN (la TV nacional de Panamá).
Se retiró del
béisbol en 1998 y se convirtió en un rostro popular para
muchos telespectadores aficionados al deporte.
Fue locutor
y presentador durante 15 años, y reconoce que era un mundo donde la
apariencia, los contactos y la frivolidad podían llegar a dañar a la persona y
su relación con su familia. Muchos viajes, mucho tiempo fuera de casa y
mucha vida social, con una ilusoria sensación de influencia, podían
distraer de las cosas importantes de la vida, la fe, su esposa e hijos, los
valores perennes...
En cierto
momento la fe católica que recibió de sus padres y la preocupación por su
familia le hicieron reflexionar sobre la importancia de la fe en la propia vida
y le ayudó a reorientarse.
Una profecía,
que se ha cumplido...
"En 2012,
una señora me dice: 'Dios me ha puesto en mi corazón que vas a hacer
diácono'. Yo solo me reía y me decía: ¿Yo diácono? Ni pensarlo",
explicó a DiaADia.com.pa.
Pero poco tiempo
después habló con un sacerdote, comentándole que sentía que Dios le
parecía dar señales o indicaciones, que sospechaba que Dios parecía pedirle
algo más.
Y el sacerdote
se rió y dijo: "resulta que yo soy el director del programa de diaconado
permanente".
Y Boris decidió
explorar esa vocación. Así se fue formando y discerniendo durante 7 años hasta
ser ordenado.
La tarea del
diácono permanente
Los diáconos
permanentes son hombres que son ordenados por la Iglesia para servirla, bajo la
autoridad del obispo, en los campos de la liturgia, la caridad y la
Palabra. No pueden confesar, absolver ni consagrar, pero muchos celebran bodas
o bautizos, predican y son capellanes en muchos ámbitos, a menudo
relacionados con su experiencia profesional. La mayoría continúan su trabajo
civil, tienen esposa e hijos. Otros ya se han jubilado o son viudos.
Se
requiere el consentimiento expreso de la esposa para ordenar a un hombre
casado. Un hombre soltero que es ordenado diácono no podrá ya casarse.
Tampoco un hombre casado ordenado diácono puede volver a casarse si enviudara
(salvo permiso especial, por ejemplo si tuviera hijos pequeños). Por lo
general, un diácono permanente no es ordenado sacerdote incluso si enviudara,
pero a veces se permiten casos especiales examinados uno a uno.
En abril se
cumplió un año de su ordenación diaconal y lo recordó como "un momento
inolvidable como lo fue mi boda eclesiástica. Agradezco a Dios por mi
esposa amada Jessy García, porque con su compañía, amor y fortaleza hemos
podido llegar a esta nueva etapa. Doy gracias a mis hijos y familia, mis
formadores, las comunidades, mis mentores y nuestro arzobispo", declara.
Servir a la
Iglesia con comunicación y a los jóvenes
"Muchas
personas piensan que ser diácono es una cosa de otro planeta, pero seguimos
siendo personas normales. Lo único es que estamos llamados al servicio, porque
eso significa el diaconado. Es servir a los demás y a la familia. Es el
servicio a la doble sacramentalidad", explica Boris Castillo.
Por su formación
en Psicología, Comunicación Social y Mercadeo y Publicidad, la Iglesia ha
puesto a Boris a servir en un doble ámbito: los medios de comunicación
y los jóvenes y adolescentes conflictivos.
Es el capellán
del Centro de Rehabilitación El Renacer y el Centro de Cumplimiento para
Jóvenes y Menores Infractores de Panamá.
Parte de su
capellanía incluye conseguir donativos para ayudar a estos jóvenes en
circunstancias muy complicadas. "Algunos han tenido la oportunidad y no lo
han aprovechado, mientras que otros no la han tenido y solo les queda el camino
de las pandillas, drogas y delincuencia. Lo importante es que ya vemos cambios
en ellos", considera.
Fuente: ReL