A los diecisiete años me enamoré y
quería casarme. Intenté
olvidar mi vocación sacerdotal. Pero no pude hacerlo
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Kan Dominique estudia ahora en Roma para formarse como sacerdote |
Kan Dominique es un
joven seminarista de 22 años natural de Costa de Marfil de la congregación de
la Obra de Jesús Sumo Sacerdote que estudia en Roma gracias a una beca de CARF (Centro Académico Romano Fundación) que
le permitirá formarse hasta ser sacerdote.
En Costa de Marfil los católicos representan el 34%
de la población y allí fue educado en una fe profundamente cristiana. De hecho,
su familia ha ido abriendo camino en esta senda cristiana. Su bisabuelo, Pèthe-Antoine, fue
el primero en la región de los Grandes Lagos en ser bautizado llevando a esta
zona a los primeros misioneros. Además, su tía abuela, la hermana
Georges-Marie, que falleció en 2017, fue la primera monja de color en toda la
región.
En este testimonio en primera persona que recoge
CARF, Kan Dominique relata su testimonio vocacional explicando sus orígenes y cómo fue la llamada del Señor para
dejar todo para ser sacerdote:
«Mi nombre es Kan Dominique Armand Sangny. Tengo 22 años y nací en Abidjan
en Costa de Marfil. Soy el tercero en una familia de cuatro hijos (dos hermanos
y una hermana). Mi familia es modesta pero siempre hemos tratado de practicar
las virtudes cristianas en nuestra vida.
Para mí, es un privilegio haber recibido una
educación cristiana, porque los católicos representamos solo el 34% de la
población de Costa de Marfil. Además, me enorgullece decir que mi bisabuelo
materno, Pèthè-Antoine, fue el primero en la región de los Grandes Lagos
(Jacqueville, donde él nació), en ser bautizado y fue él quien trajo a los primeros misioneros allí. Su
nieta, además, mi tía abuela la hermana Georges-Marie, quien murió en 2017, fue
la primera monja negra en toda la región.
Agradecido a su familia
Cuando era pequeño, solía decir que quería ser
sacerdote. Mi madre me lo recordó y me escribió cuando entré al seminario: «Tú, ‘mi campeón para siempre’,
(así es como me llama): tus ojos se encontraron con nuestro Dios y Señor… y
entendiste por su Gracia lo que te dijo a través de sus ojos … Te tomó del
útero de tu madre y soy testigo de ello … ¿Recuerdas, a la edad de 2 años,
cuando tratabas de imitar al sacerdote … y nos pedías que respondiéramos ‘Amén’
cuando decías ‘Aleluya’?".
Por lo tanto, estoy muy agradecido con mi familia
por haber apoyado mi camino vocacional. Mis padres incluso me permitieron unirme a un grupo vocacional
en mi parroquia del cual tengo buenos recuerdos. Fue gracias a este grupo
que pude participar en un retiro juvenil. Durante este retiro, los novicios del
Instituto de “Hijas de María Auxiliadora” presentaron una obra sobre Don Bosco.
Me conmovió mucho la historia de este santo,
especialmente su gran amor hacia los jóvenes. Lleno de admiración, encontré en
él mi ideal, el tipo de persona que quería ser. Por eso quería ser salesiano.
Ayudé a este grupo como líder de la animación para niños durante las
actividades de las vacaciones y fue una gran experiencia para mí. Mi deseo de ser sacerdote creció
aún más en mi corazón.
La imagen del sacerdote
A los diecisiete años, sin embargo, me enamoré y
quería casarme. Intenté
olvidar mi vocación sacerdotal. Pero no pude hacerlo.
Sin duda, lo que me ayudó más a mantener esta
orientación vocacional hacia el sacerdocio, especialmente por lo que es la
imagen del sacerdote, fue
un tío, un sacerdote comprometido y libre al mismo tiempo.
Quería saber más sobre el tipo de entrenamiento que
recibió. Por lo tanto, le pregunté las condiciones de admisión a su comunidad,
a la que pertenezco hoy, la Asociación Clerical “Obra de Jesús Sumo Sacerdote”. Después de un primer contacto,
llegué a Roma por un tiempo de discernimiento en la casa de formación de esta
congregación y me sentí a gusto allí, encontrando en su espiritualidad
un aspecto mariano que me atrajo. En aquella época tenía 20 años.
Consagración a la Virgen
Después de unos meses, vi que podía tomar una
decisión. Así, en la
primavera de 2018, hice oficialmente mi consagración a la Santísima Virgen por
medio de la cual expresé mi compromiso. Fue mi primer paso en esta Asociación
de Clérigos.
Después de unos meses de entrenamiento preparatorio, en octubre de 2019 comencé mis
estudios en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santa Cruz en Roma.
Todos mis compañeros ya estudian, gracias a nuestros benefactores del CARF, en esta maravillosa
Universidad.
Estoy en el primer año de Filosofía, pero ya puedo
apreciar la calidad de los cursos y el buen ambiente que reina allí, incluso ahora con esta
emergencia del Coronavirus que nos obliga a seguir los cursos en internet desde
la casa. Pero los profesores nos han ayudado mucho, siendo siempre
disponibles.
Agradezco al Señor y a la Virgen María por la amabilidad con la que
guían mi camino. Agradezco a los hermanos y hermanas del CARF
y a todos los que me apoyan en este camino: cuento con la oración de todos para
poder avanzar y, algún día, llegar al sacerdocio ministerial al que sé que
estoy llamado.
Fuente: ReL