“El médico que dirigía la clínica neonatal de
alto riesgo en la Universidad de Vanderbilt nos dijo que había estado haciendo esto durante 30 años y
que nunca había visto a un niño sobrevivir al diagnóstico”
Michael y sus padres están agradecidos a la intercesión del padre
McGivney,
y que gracias a este milagro será beatificado
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El pasado 27 de
mayo la Santa Sede publicaba el decreto aprobado por el Papa Francisco
de la Congregación para las Causas de los Santos y en él se encontraba, entre
otros, el milagro por el que será beatificado próximamente el padre Michael McGivney, fundador de
los Caballeros de Colón.
Esta organización católica fue creada en 1882 y en estos
momentos cuenta con más de 1,9 millones de miembros siendo así la
asociación de laicos católicos con más miembros y probablemente la más rica del
país. A través de su apostolado crecen en la fe y realizan una impresionante
labor asistencial y caritativa.
Una vez realizado el anuncio por parte de la Santa
Sede se han ido conociendo más datos sobre el milagro que se ha producido por
intercesión del padre McGivney. Como ya ha ocurrido últimamente en otros casos, se ha dado en un bebé no nacido,
que ahora tiene cinco años
y se llama Michael en honor al fundador de los Caballeros de Colón.
Una familia de 13 hijos con Michael
Este niño es síndrome de Down y nació como el hijo número 13 de la
familia Schachle, católicos devotos. Daniel, el padre de esta
gran familia es miembro y trabajador de los Caballeros de Colón, motivo por el
cual ya rezaban y aún lo hicieron más cuando los médicos les dijeron que era
imposible que su hijo sobreviviera.
La primera noticia que le dieron los médicos cuando
Michelle estaba embarazada es que su bebé venía con síndrome de Down. Luego
llegó la mala noticia: el
pequeño sufría además hidropesía fetal, una afección extremadamente grave
que se da cuando se acumulan cantidades anormales de líquido alrededor de los
órganos vitales del feto. Mortal para muchos niños.
Con este diagnóstico más el hecho de ser síndrome
de Down, con los problemas físicos que padecen estos niños, los médicos les dijeron que no
tuvieran “ninguna esperanza” en que el niño sobreviviera pues la
combinación de ambas situaciones lo hacía imposible.
De este modo, especialistas de la clínica neonatal
de la Universidad de Vanderbilt en Nashville que trataron al matrimonio Schachle les instaron a abortar, pues
era la solución adecuada y segura para este caso.
Aferrados a la fe y a un milagro
“El médico que dirigía la clínica neonatal de alto
riesgo en la Universidad de Vanderbilt nos dijo que había estado haciendo esto durante 30 años y
que nunca había visto a un niño sobrevivir al diagnóstico”, explicó
Daniel a Catholic News Agency.
Sin embargo, lejos de seguir las directrices de los
médicos este matrimonio se
aferró a su profunda fe y rezaron al padre McGivney para que
intercediera y realizara un milagro que salvara la vida de su hijo.
Pronto una gran cadena de oración se extendió entre
los Caballeros de Colón para pedir por la salvación de este niño además de una
peregrinación a Fátima. Los Schachles explican que sí se les había pasado por
la cabeza que su oración podría llevar al milagro. "Recuerdo haber rezado todo, todo el viaje (a Fátima),
pidiendo: 'deja que Michael sea el milagro'”.
Sin rastro en la ecografía
Y entonces el milagro se produjo. El bebé que
estaba en estado terminal y que moriría en breve por lo que era mejor abortar
de repente estaría sano. En
la siguiente ecografía a la que fue Michelle el médico no detectó la hidropesía
fetal.
El doctor que la atendía en ese momento no
recordaba que esta paciente era la mujer cuyo bebé estaba extremadamente
enfermo y entonces preguntó a Michelle qué haría cuando naciera el bebé.
Ella, complemente desconcertada, dijo al doctor: “Ustedes me dijeron que no había
esperanza”. La enorme “conmoción” de ese momento le hizo que todo le fuera
borroso de la emoción que sentía. Tenían planeado llamar a su hijo Benedict,
pero al saber que se había curado en ese instante –cuenta la madre- “sólo recuerdo llorar y decir: ‘Se
llama Michael’. Y desde entonces ese bebé fue llamado Michael, en
honor al sacerdote que había intercedido por ellos.
Michael nació el 15 de mayo de 2015 con un defecto cardíaco que
se encuentra comúnmente en niños con síndrome de Down y se sometió a una
cirugía cardíaca a las siete semanas de edad. Y es uno más de este enorme
familia católica.
El doctor Fred Callahan, neurólogo y amigo del
obispo, participó en la comisión de investigación diocesana y se entrevistó con
los más de 20 médicos que llegaron a trataron a la familia Schachle.
Los médicos, transformados con este
caso
En declaraciones a Catholic News Service, Callahan asegura que más allá de
presenciar la profunda fe de esta familia una de las experiencias más
gratificantes de servir en este comité fue ver cómo los miembros del equipo médico que cuidaron de Michelle
y Michael “se habían transformado” por el resultado de este caso.
Recuerda que varios médicos les recomendaron
abortar porque el diagnóstico era muy negro. “Nuestra sociedad tiene muchos juicios sobre el valor de la vida
y la naturaleza desechable”. Y asegura que tras su experiencia con los
Schachles algunos de esos médicos han cambiado esa apreciación.
Además, Callahan asegura que tras hablar con los
médicos se dio cuenta de que el milagro de Michael “hizo cosquillas a su intelecto, pero aún algo más grande,
les cambió el corazón”.
J. Lozano
Fuente: ReL