Un cambio radical en la
forma escrita de la invocación mariana tiene sus raíces en una situación no muy
alejada de las que estamos viviendo
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Fra Angelico. La Anunciación |
La pandemia de la COVID-19 no es la primera epidemia en la historia del ser
humano. En el siglo XIV otra epidemia con gran mortalidad como fue
la peste negra, que devastó Europa, cambió el rezo de
una de las oraciones más famosas en la Iglesia Católica, el Ave María.
Durante esos años se decidió añadirle precisamente una petición: “Ruega por
nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”.
Un cambio radical en la forma escrita de la invocación
mariana tiene entonces sus raíces en un momento histórico en el que el
mundo experimentó una situación no muy alejada de las experiencias que estamos
viviendo.
La peste negra
Entonces fue la peste negra que cambió el texto del
Ave María. Mons. Fulton J. Sheen nos da la valiosa contribución
histórica sobre el asunto: el arzobispo y escritor estadounidense enriqueció la
historia de la Iglesia con una obra muy importante: “El primer amor del
mundo”. En este trabajo, el obispo mencionó precisamente la adición de la
frase en el texto del Ave María.
La frase, dijo el obispo, "aprovecha los dos
momentos decisivos de la vida: ''ahora'' y ''en la hora de nuestra muerte'', y
sugiere la protesta espontánea de las personas en una gran calamidad. La peste
negra, que devastó toda Europa y acabó con un tercio de su
población, llevó a los fieles a clamar a la Madre de Nuestro
Señor para que los protegiera en un momento en que el tiempo presente y la
muerte eran casi uno”.
Del mismo modo, el padre Donald H. Calloway, experto
en devociones marianas, apoya esta conclusión en su libro Campeones del
Rosario: “Después de la Peste Negra, la segunda mitad del Ave María
comenzó a aparecer en los breviarios de las comunidades religiosas,
especialmente las de los mercedarios, camaldulenses, y franciscanos… la gente
del siglo XIV necesitaba enormemente la dimensión ‘llena de esperanza’ de la
segunda mitad de la oración del Ave María“.
Estructura de la oración
Esta adición particular, debido a la situación de
calamidad y dificultad que atravesaba toda Europa, se agregó a la
estructura de invocación ya presente en el canon. De hecho, la oración
mariana inicialmente consistía en dos grandes partes. En un primer momento la
oración estuvo formada por la unión de dos pasajes bíblicos, la Anunciación y
la Visitación de María a su prima Isabel.
La primera estaba relacionada con la Anunciación
(Lucas 1, 28): "“Salve, llena de gracia, el Señor está contigo”". La
segunda parte estaba relacionada con la Visitación de Isabel, de la cual Lucas
habla en su Evangelio (Lucas 1, 42): "“Bendita entre las mujeres, y
bendito el fruto de tu vientre”.
“Ahora y en la hora de
nuestra muerte”
Por lo tanto, se añadió la frase "Ahora y en la
hora de nuestra muerte" cuando las desastrosas consecuencias de la
peste negra llevaron a los creyentes a "implorar a la Santa Madre de
Dios", usando las palabras del obispo Sheen, para poder proteger a toda la
población de la amenaza. La oración, en su forma completa, fue publicada en
el Catecismo romano del Papa San Pío V en 1568, con
ocasión de la reforma litúrgica que emprende de acuerdo a los dictados
del Concilio de Trento, quien fija el texto tal cual lo conocemos
hoy.
La peste negra o muerte negra fue la pandemia de peste
más devastadora en la historia de la humanidad que afectó a Eurasia en el siglo
XIV y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353. Es difícil conocer el
número de fallecidos las últimas estimaciones hablan de 25 millones de personas
solo en Europa, aproximadamente un tercio de la población. La epidemia
partió de Asia, donde tuvo su foco, para desplazarse después, debido a las
rutas e intercambios comerciales, a Europa.
Fuente: COPE