Adaptándose
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Esto
de la pandemia ha provocado muchos cambios en nosotros y, poco a poco, hay que
ir adaptándonos.
Una
de las cosas que me ha cambiado es que antes diseñaba y trabajaba en un
ordenador de sobremesa, pero ahora, como vamos a trabajar a la sala de
Comunidad, estoy trabajando desde el portátil.
La
verdad es que me apaño bien, solo que empezaba a notar que los ojos se me
resentían: me lloraban, me dolían... Empecé a sospechar de la pantalla del
portátil, lo comenté y me sugirieron comprar una pantalla para enchufarla al
portátil.
Hace
cuatro días que ha llegado. Es otro mundo. Para empezar, mucho más grande; el
color, ¡nada que ver!; la nitidez, muy buena; iconos grandes y, sobre todo,
preparada para los ojos. Ahora me paso más horas y no noto nada en los ojos.
El
cambio de pantalla me ha ayudado a trabajar mejor, más relajada, y me cunde el
doble.
¿Cómo
es posible que algo tan sencillo como una pantalla pueda producir tantos
cambios en mí?
A
veces vamos tirando con lo que tenemos, y empezamos a sentirnos mal, o a
inquietarnos, o a ponernos de mal humor, pero no paramos a pensar qué nos está
pasando, qué tenemos desajustado en nuestra vida que produce estos síntomas.
Porque, cuando algo nos hace daño, es que hay un agente causando ese daño.
Jesús,
una de las cosas que hizo con sus discípulos, fue enseñarles a pensar. Si te
das cuenta, en el Evangelio muchas veces les laza preguntas, no porque no sepa
la respuesta, sino para que ellos oren y reflexionen.
Les
pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? ¿Vosotros también os queréis
marchar? ¿Por qué me llamas bueno? ¿Qué quieres que te haga?... Porque Jesús no
quiere que vivas desde la falta de paz, desde la angustia, desde la inquietud.
Jesús viene a tu vida a iluminártela, a mostrarte dónde está el problema para
solucionarlo. Porque Jesús nunca te iluminará una herida si no es para darte su
gracia para curarla. Por ello, nunca tengas miedo a Jesús, porque Él siempre te
vendará y curará.
Hoy
el reto del amor es pararte a orar y reflexionar de la mano de Jesús. Pídele
que te ilumine qué hace que te lloren los ojos, qué te está haciendo daño, y
pídele una pantalla nueva para que esa herida que te sangra, te la cure, te la
vende y vuelvas a ser feliz. Porque Jesús te ama y quiere que seas feliz.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma