San Atanasio es el prototipo de la fortaleza cristiana. Falleció el 2 de mayo del año 373
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Dominio público |
Se retiró por algún tiempo a un yermo para llevar una vida solitaria
y allí hizo amistad con los ermitaños del desierto; cuando volvió a la ciudad,
se dedicó totalmente al servicio de Dios.
Era
la época en que Arrio, clérigo de Alejandría, confundía a los fieles con su
interpretación herética de que Cristo no era Dios por naturaleza.
Para
considerar esta cuestión se celebró un concilio (el primero de los ecuménicos)
en Nicea, ciudad del Asia Menor. Atanasio, que era entonces diácono, acompañó a
este concilio a Alejandro, obispo de Alejandría, y con su doctrina, ingenio y
valor sostuvo la verdad católica y refutó a los herejes y al mismo Arrio en las
disputas que tuvo con él.
Cinco
meses después de terminado el concilio con la condenación de Arrio, murió san
Alejandro, y Atanasio fue elegido patriarca de Alejandría. Los arrianos no
dejaron de perseguirlo y apelaron a todos los medios para echarlo de la ciudad
e incluso de Oriente.
Fue
desterrado cinco veces y cuando la autoridad civil quiso obligarlo a que
recibiera de nuevo en el seno de la Iglesia a Arrio, excomulgado por el
concilio de Nicea y pertinaz a la herejía, Atanasio, cumpliendo con gran valor
su deber, rechazó tal propuesta y perseveró en su negativa, a pesar de que el
emperador Constantino, en 336, lo desterró a Tréveris.
Durante
dos años permaneció Atanasio en esta ciudad, al cabo de los cuales, al morir
Constantino, pudo regresar a Alejandría entre el júbilo de la población.
Inmediatamente renovó con energía la lucha contra los arrianos y por
segunda vez, en 342, tuvo que emprender el camino del destierro que lo condujo
a Roma.
Ocho
años más tarde se encontraba de nuevo en Alejandría con la satisfacción de
haber mantenido en alto la verdad de la doctrina católica. Pero llegó a tanto
el encono de sus adversarios, que enviaron un batallón para prenderlo.
Providencialmente,
Atanasio logró escapar y refugiarse en el desierto de Egipto, donde le dieron
asilo durante seis años los anacoretas, hasta que pudo volver a reintegrarse a
su sede episcopal; pero a los cuatros meses tuvo que huir de nuevo. Después de
un cuarto retorno, se vio obligado, en el año 362, a huir por quinta vez.
Finalmente, pasada aquella furia, pudo vivir en paz en su sede.
San
Atanasio es el prototipo de la fortaleza cristiana. Falleció el 2 de mayo del
año 373. Escribió numerosas obras, muy estimadas, por las cuales ha merecido el
honroso título de doctor de la Iglesia.
Fuente:
ACI