El
Espíritu “enseña y recuerda” el misterio de la fe
Misa en la Casa Santa Marta, 11 mayo 2020 © Vatican Media |
En
la Misa matutina celebrada y transmitida en vivo en la capilla de la Casa
Santa Marta, este lunes de la V Semana de Pascua, el Papa Francisco dirigió su
oración a todas las personas que en este periodo han perdido su trabajo.
“En
estos días mucha gente ha perdido su trabajo; no fueron contratados de nuevo,
trabajaban ilegalmente… Oremos por estos hermanos y hermanas nuestros que
sufren esta falta de trabajo”, expresó el Santo Padre en su introducción a la
celebración.
Además,
recordó el 75º aniversario del hallazgo del cuerpo de san Timoteo en la cripta
de la catedral de Termoli, Italia, durante los trabajos de restauración de
1945: “Nos unimos a los fieles de Termoli, hoy en la fiesta del hallazgo del
cuerpo de san Timoteo”.
Después,
en su homilía, Francisco reflexionó en torno al Evangelio de hoy (Jn 14, 21-26)
en el que Jesús anuncia a sus discípulos que les enviará al Paráclito, el
Espíritu Santo que el Padre enviará en su nombre, les enseñará todas las cosas
y les recordará todo lo que Él les ha dicho.
Promesa del Espíritu Santo
Esta
–señaló– “es la promesa del Espíritu Santo el Espíritu Santo que habita en
nosotros y que el Padre y el Hijo envían” para “acompañarnos en la vida”.
Se
llama Paráclito, es decir, el que “sostiene, el que acompaña para no caer, que
te mantiene firme, que está cerca de ti para sostenerte”. El Señor promete este
apoyo, “que es Dios como Él: Él es el Espíritu Santo”, aclaró.
El
Papa explicó qué es lo que hace el Espíritu Santo en las personas a través de
las palabras del Señor: “Él te enseñará todo y te recordará todo lo que les he
dicho”.
“Enseña y recuerda”
“Enseña
y recuerda”, este es el oficio del Espíritu Santo, apunta, “nos enseña: nos
enseña el misterio de la fe, nos enseña a entrar en el misterio, a comprender
un poco más el misterio, nos enseña la doctrina de Jesús y nos enseña a
desarrollar nuestra fe sin cometer errores, porque la doctrina crece, pero
siempre en la misma dirección: crece en comprensión”.
El
Espíritu –continúa– ayuda “a crecer en la comprensión de la fe, a entenderla
más y a ir más allá para entender lo que dice la fe”, pues esta “no es algo
estático; la doctrina no es algo estático: crece”, siempre, “en la misma
dirección”.
Asimismo,
el Pontífice subraya que el Espíritu Santo “impide que la doctrina se
equivoque, impide que se quede quieta allí, sin crecer en nosotros. Nos
enseñará las cosas que Jesús nos enseñó, desarrollará en nosotros la
comprensión de lo que Jesús nos enseñó, hará crecer en nosotros la doctrina del
Señor, hasta la madurez”.
El Espíritu Santo como
memoria
El
espíritu, agregó “les recordará todo lo que les he dicho”, “es como la memoria,
nos despierta, nos mantiene siempre despiertos “en las cosas del Señor” y
también hace recordar nuestra vida, “cuando nos encontramos con el Señor o
cuando lo dejamos”.
En
este sentido, el Obispo de Roma, se refirió a una persona que rezó ante el
Señor así: “Señor, soy el mismo que de niño, de joven, tuvo estos sueños.
Entonces, fui por los caminos equivocados. Ahora me has llamado”.
Esto,
describió, “es el recuerdo del Espíritu Santo en la vida de uno. Te lleva a la
memoria de la salvación, a la memoria de lo que Jesús te enseñó, pero también a
la memoria de tu propia vida”. Es también “una hermosa forma de rezar al Señor:
‘Yo soy el mismo. He caminado mucho, he cometido muchos errores, pero soy el
mismo y tú me amas’. Es “la memoria del camino de la vida”.
Guía para discernir
“Y
en este recuerdo, el Espíritu Santo nos guía; nos guía para discernir, para
discernir lo que debo hacer ahora, cuál es el camino correcto y cuál el
equivocado, incluso en las pequeñas decisiones. Si pedimos luz al Espíritu
Santo, nos ayudará a discernir para tomar las decisiones correctas, las
pequeñas decisiones de cada día y las más grandes”, expuso el Papa Francisco.
El
Espíritu, insistió, “nos acompaña, nos sostiene en el discernimiento”, “nos
enseñará todo, es decir, hace crecer la fe, nos introduce en el misterio, el
Espíritu que nos recuerda: nos recuerda la fe, nos recuerda nuestra propia vida
y el Espíritu que en esta enseñanza, en esta memoria, nos enseña a discernir
las decisiones que debemos tomar”.
Don de Dios
Además
del nombre de Paráclito, el Santo Padre se refirió a otro nombre “más hermoso”:
es el Don de Dios. “El Espíritu es el don de Dios. El Espíritu es precisamente
el Don: ‘No te dejaré solo, te enviaré un Paráclito que te sostendrá’ y nos
ayudará a avanzar, a recordar, a discernir y a crecer. El don de Dios es el
Espíritu Santo”, puntualizó.
Finalmente,
Francisco concluyó: “Que el Señor nos ayude a mantener este don que nos dio en
el Bautismo y que todos tenemos dentro de nosotros”.
Comunión espiritual,
adoración y bendición
Según
indica el citado medio vaticano, el Papa terminó la celebración con la
adoración y la bendición Eucarística, invitando a todos a realizar la comunión
espiritual con esta oración:
“Creo, Jesús mío, que
estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre
todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo
recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si
ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que
jamás me separe de Ti. Amén”.
Antes
de salir de la capilla de Santa Marta, dedicada al Espíritu Santo, se entonó la
antífona mariana propia del tiempo pascual, el Regina Coeli.
Regína caeli laetáre,
allelúia.
Quia quem merúisti
portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit,
allelúia.
Ora pro nobis Deum,
allelúia.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit