En
la Solemnidad de la Ascensión del Señor, el Papa Francisco invita a “anunciar,
bautizar y enseñar a caminar por el camino trazado por el Maestro”, es decir,
“el Evangelio”
“La fiesta de la Ascensión nos dice que Jesús,
aunque habiendo ascendido al Cielo para morar gloriosamente a la derecha del
Padre, está aún y siempre entre nosotros: de ahí derivan nuestra fuerza,
nuestra perseverancia y nuestra alegría”.
Son
las palabras del Papa Francisco en este domingo en el que se celebró la
Solemnidad de la Ascensión del Señor. Francisco, comentando el pasaje del
Evangelio del día - que nos muestra a los Apóstoles que se reúnen en Galilea,
«en la montaña que Jesús les había indicado» - explica que es aquí donde tiene
lugar el último encuentro del Señor Resucitado con los suyos. “En un monte
Jesús proclamó las Bienaventuranzas, en los montes se retiraba a orar; allí
acogia a las multitudes y curaba a los enfermos, pero esta vez, en la montaña,
ya no es el Maestro quien actúa y enseña, sino que es Aquel que pide a los
discípulos que actúen y anuncien, confiándoles a ellos el mandato de continuar
su obra”.
“Vayan, pues, y hagan
discípulos a todas las naciones”
El
Santo Padre recuerda esa invitación de Jesús a sus discipulos en la que los
inviste con la misión entre todos los pueblos: «Vayan, pues, y hagan discípulos
a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado». Para
Francisco, el contenido de la misión confiada a los Apóstoles es el siguiente:
“anunciar, bautizar, enseñar a caminar por el camino trazado por el Maestro”,
es decir, “el Evangelio”.
El
Pontífice asegura que este mensaje de salvación “implica en primer lugar el
deber del testimonio, del que también nosotros, discípulos de hoy, estamos
llamados a dar razones de nuestra fe”. “Ante una tarea tan exigente, y pensando
en nuestras debilidades, nos sentimos inadecuados, como seguramente se
sintieron también los mismos Apóstoles” dice el Papa, “pero no debemos
desanimarnos” puntualiza, y nos pide que recordemos las palabras que Jesús les
dirigió antes de ascender al Cielo: «Yo estoy con ustedes todos los días hasta
el fin del mundo».
La promesa de Jesús
Además,
explica que con la promesa de permanecer con nosotros hasta el fin de los
tiempos, Jesús inaugura el estilo de su presencia en el mundo como el
Resucitado: "Jesús está presente en el mundo, pero con otro estilo, con el
estilo del Resucitado, es decir, una presencia que se revela en la Palabra, en
los Sacramentos, en la acción constante e interior del Espíritu Santo” continúa
el Papa. De hecho, dice, “esta promesa asegura la presencia constante y
consoladora de Jesús entre nosotros”.
Pero,
¿cómo se realiza esta presencia? El Papa responde: “A través de su Espíritu,
que conduce a la Iglesia a caminar por la historia como la compañera de todo
hombre”. “Ese Espíritu que, enviado por Cristo y por el Padre, obra la remisión
de los pecados y santifica a todos aquellos que, arrepentidos, se abren con
confianza a su don”.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
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