El Papa Francisco conversa con
Luigi Maria Epicoco sobre la figura del Papa Wojtyla en este centenario de su
nacimiento

El segundo es la entrevista que el profesor de filosofía de la Universidad
Lateranense, Luigi Maria Epicocco, al hilo de esta
reconstrucción biográfica de Juan Pablo II le hace al Papa Francisco. Sin lugar
a dudas esta es la parte más novedosa y, sin duda, la más jugosa de este
volumen.
Y, en
tercer lugar, las reflexiones del profesor Epicocco que se encuentran en las
amplias preguntas y en algunos otros momentos de la narración biográfica de la
vida del Papa santo.
Ambiente de
los cónclaves
Es posible
que a los lectores no les aporte mucha novedad lo que se dice de la vida de san
Juan Pablo II. Sin embargo, uno no deja de sorprenderse y admirarse. Incluso
por las coincidencias vitales del Papa santo y del Papa actual.
También hay algún dato que puede resultar
llamativo. Por ejemplo la descripción que hace Epicocco del ambiente de los
precónclcaves y de los cónclaves que eligieron tanto a Juan Pablo II, como a
Benedicto XVI como al Papa Francisco.
De hecho
no deja de sorprender que en la página 20, describiendo una comida durante el
cónclave que eligió a Juan Pablo II, una vez que la pugna entre Siri y Benelli
se bloqueó –parece que todo lo que ocurre en los cónclaves no es secreto, por
ejemplo, las comidas-, leamos: “Durante la comida, la situación crítica parece
desbloquearse.
Es el cardenal
Narcis Jubany Arnau, arzobispo de Barcelona, quien en voz alta exalta los
méritos del arzobispo de Cracovia, asegurándose el apoyo suyo y de los
purpurados latinoamericanos. Tal intervención es determinante, junto a la de un
viejo amigo de Wojtyla, el cardenal Köning, arzobispo de Viena, que se inclina
hacia él y le cita una versículo de san Juan (11, 28): “Dominus adest et vocat
te” (El señor está aquí y te llama)”.
"Era
percibido como un conservador"
Pero
vayamos a las respuestas del Papa Francisco, que no solo ofrece datos
interesantes de su vida –quizá muchos de ellos no conocidos en
profundidad, como sus trabajos antes de entrar en el Seminario y en los
jesuitas- o algunas declaraciones sobre cuestiones que eran centrales del
pontificado de san Juan Pablo II y que ahora forman parte de la agenda del Papa
actual.
O cuando el Papa Francisco, hablando de su
época de provincial de los jesuitas en Argentina, confiesa que “yo era
percibido por muchos como un conservador. Algunos me miraban de ese modo, pero
simplemente siempre sentí sintonía con lo que el Papa iba diciendo durante
aquellos años”.
Continuidad
de los tres pontífices
Es sin
duda este aspecto uno de los principales de la finalidad de este volumen. Hacer
evidente, de forma testimonial, que existe una continuidad entre san Juan Pablo
II, Benedicto XVI y el pontífice actual. No solo por las veces que se cruzaron
sus vidas sino por la línea común evolutiva y acumulativa de los pontificados.
Salvando siempre las peculiaridades de cada uno de los protagonistas de la
historia.
Son muy clarividentes, por ejemplo, las
afirmaciones que hace el Papa Francisco sobre la ideología de género. Entre
otras: “Mi referencia es más amplia y alude a una peligrosa raíz cultural. La teoría de género se propone
implícitamente destruir de raíz el proyecto creatural que Dios ha querido para
cada uno de nosotros: la diversidad, la distinción. Quiere hacer que todo sea
homogéneo, neutral. Supone un ataque a la diferencia, a la creatividad de Dios,
al hombre y a la mujer”.
Apariciones
marianas
O, de
entre otros variados temas, por ejemplo el siguiente. “¿El fenómeno pastoral
ligado a las apariciones marianas es algo que la Iglesia no puede pasar por
alto?”, pregunta Luigi Maria Epiccco.
Y contesta el Papa Francisco: “Evidentemente,
no. En Argentina hay dos casos bastante importantes. La Iglesia examinó a los
videntes, también por medio de médicos y psicólogos, pero de inmediato sintió
que su primera responsabilidad era respecto a los fieles, es decir, por lo que
yo llamo el hecho pastoral. Si estas
locuciones son o no verdaderas lo dirá la Iglesia con el tiempo, pero
ciertamente ahí está el hecho pastoral. La gente que va allí en peregrinación
se confiesa, pasa de una vida indiferente a una vida de fe. Esto no puede
ignorarlo la Iglesia y es adecuado que preste su aportación, su acompañamiento,
su palabra”.
Curioso, estaba pensando en algunos casos en España de “hechos
pastorales” de apariciones marianas…
Francisco Serrano Oceja
Fuente: ReligiónConfidencial