Menudo
lío
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Siempre
llevo unos auriculares en la bata para poder ponerme alguna charla, música que
me lleve al Señor, el Rosario... Hay momentos en que me ayuda escuchar algo que
mantenga la mirada en el Señor mientras limpio o hago algún trabajo.
Metí
la mano en el bolsillo de la bata para cogerlos y... salieron enredados con
otros tesoros que había ido acumulando: un cordón, un hilo... Total, que había que
desenmarañar un auténtico ovillo de “tesoros“.
Tiraba
de un lado, de otro... solo conseguía enredarlo y apretar más el nudo que se
estaba formando. Ya con más calma decidí ir poco a poco, buscando los extremos
y deshaciendo el camino que el cable había recorrido. Fue así como, lentamente,
se fue deshaciendo.
A
veces ocurre lo mismo: me siento más irascible, con peor humor, y descubro que
son cables que se han ido liando. Es entonces cuando tenemos como norma parar
en lugar de tirar más de ellos, y evitar una mala contestación a alguna hermana
o que el día se complique aún más.
Cuando
los cables se nos lían hay un síntoma inconfundible, y es que pierdes la paz.
Es entonces cuando el corazón grita que necesita parar para encontrarla. Parar
con Cristo es dejarLe que te muestre dónde están los cabos, dónde está el
origen de todo ese lío.
Unas
veces será un sentimiento alimentado de incertidumbre que se convierte en
miedo; otras, una contestación a una persona a la que quieres sin haber puesto
amor; otras, que, simplemente, tienes mal día... Es importante llegar de la
mano de Jesús al origen de todo: ¿qué tienes en el corazón? Entrégaselo a Él y
deja que se vayan desvaneciendo los nudos en el descanso de la confianza en Él,
en la oportunidad de pedir perdón y recomenzar, en el consuelo de saberte amado
como eres y como estás...
Es
parando con Cristo donde cada cable se pone en su sitio y podrás volver a
ponerte los auriculares que te ayudarán a mirarLe a Él, y desde Él a los demás.
Hoy
el reto del amor es que, cuando pierdas la paz, pares con Él. ¿Dónde ha
empezado todo? Deja todo a Sus pies, sigue lo que ponga en tu corazón y vuelve
a sonreír.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma