La
nueva normalidad
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estaba
haciendo un trabajo muy delicado y, en el momento de máxima concentración...
¡Riiiiiiiiiiiing! ¡Llamaron al timbre!
No
te puedes imaginar la rabia que me dio. “¡Pero que seguimos de estado de
alarma!”, iba refunfuñando, “¿No se han enterado que lo mejor es quedarse en
casa? ¿Quién será?”
En
cuanto volví a mi celda, sentí un no sé qué por dentro. Era como si el Señor me
dijese: “No era así como vivías tu oficio de tornera antes...”.
Tenía
razón.
Con
todo esto de la pandemia, la cuarentena... que me tocase o no el torno era algo
totalmente indiferente: ¡no llamaba nadie! Así que, poco a poco, me he ido
relajando, y he descubierto que ya se me había olvidado que es una misión.
¡Qué
curioso! Incluso en una situación tan tremenda como la que estamos viviendo,
podemos encontrar “puntos de comodidad”, “zonas de confort”.
Dicen
que la mayor labor de Cristo con Pedro fue precisamente esa: sacarle de su zona
de confort. Pedro era pescador, más aún, era patrón, capitán, dueño de la
barca. Él daba las órdenes.
Pero
un buen día, ese predicador de Galilea se metió en su barca, se coló en el
territorio de Pedro para predicar a la multitud. Hasta ahí, bueno, podía
tolerarlo. Pero, al terminar de hablar a la gente, le dijo que echarla la red.
A él, a un experto pescador, ¡le estaba dando órdenes un carpintero!
Y
ahí está la grandeza de Pedro: dejo que Otro se convirtiera en Jefe de su
terreno. Se fio. Lanzó las redes a la manera de Cristo. Y, tras la pesca
milagrosa, llegó el siguiente desafío: “Sígueme”; es decir, ¡abandona aquello
en lo que te sientes seguro, tu comodidad!
Creo
que Cristo sigue obrando de la misma manera: siempre nos invita a dar un paso
más, a dejarle reinar en todo lo nuestro... hasta amar dejando atrás incluso
nuestra zona de confort.
Nos
enfrentamos ahora a una nueva etapa. Tal vez como yo has sido capaz de
encontrar puntos buenos y acomodarte en ellos, ¡pero Jesús nos invita a continuar
el camino!
Llegan
cambios. Puede nacer la incertidumbre, sí, la tentación de mirar hacia atrás...
o puedes descubrirlos como una oportunidad de volver a poner toda tu vida en
manos de Cristo, dejar que sea Él quien reine en tu realidad, ¡y el que te
lleve de la mano a otra distinta, a seguir amando!
Hoy
el reto del amor es orar cuál es tu zona de confort, ese lugar en que te
sientes seguro, que controlas... Te invito a que hoy le des permiso a Cristo a
entrar en esa zona, ¡a reinar en ella! Y, si descubres que mil cosas de tu
mundo empiezan a cambiar, ¡pídele vivirlo con Él, descubrirle! Que tu lema sea
hoy “todo menos perder a Jesucristo”. ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma