Un
“cambio de armario”
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
por la tarde, aproveché para hacer el cambio de armario. Con estos calores tan
raros en un pueblo como Lerma, tiene pinta de que nos aguarda un verano
caluroso. Así que, aunque dicen eso de que “hasta el 40 de mayo no te quites el
sayo... “, ayer me abalancé a retirar lo de invierno y cambiarlo por lo de
verano.
Llega
un momento en el que todo sobra: los jerseys, las mantas en la cama, las
sábanas de franela... y, cuando llega la ropa de verano, de pronto es súper
apetecible, fresquita y cómoda. ¡Hasta uno mismo se siente más ligero!
Después,
cuando llegué a la oración, me acordé de que estábamos en vísperas de
Pentecostés, y el Señor me regaló entender que, lo que hace el Espíritu Santo
en nosotros, es eso mismo. Al llegar, como en un nuevo Pentecostés, nos inunda
y realiza ese “cambio de armario” en nosotros.
Él
realiza la obra de regalarnos dejar atrás nuestra antigua mentalidad, nuestras
ideas invernales, nuestras capas y capas... y da paso a una nueva Vida.
Es
lo que les sucedió a los apóstoles: vieron a Jesús morir, y esto ya les rompió
sus esquemas, pero después se les apareció Resucitado, y así fueron comenzando
a dejar atrás lo antiguo, el modo antiguo de vivir...
De
manera que ellos fueron dejando que Jesús les vaciara sus armarios, y esperaron
que el Espíritu llegara con todo nuevo, con un aire fresco. De pronto
comprendieron todo, se dejaron cambiar de vida, y ya no tenían ningún miedo al
frío, porque llevaban el calor, el Amor de Dios, en sus corazones.
Hoy
el reto del amor es entregar a Jesús todo “tu armario”: tu mente y sus razones,
todas tus vivencias, tus miedos e inseguridades, y dejes que el Espíritu Santo
llene de nuevo tu vida con un nuevo aliento de Vida.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma