Clase
de altos vuelos
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Una
de las ventanas que están en el pasillo de nuestras celdas tiene vistas al
claustro, y se ve perfectamente el nido de las cigüeñas.
Al
pasar por ahí, vislumbré algún movimiento extraño que llamó mi atención, y me
detuve por unos instantes a ver qué hacían.
Se
trataba de una cigüeña grande con un pequeño cigoñito... ¡le estaba enseñando a
volar!
Me
impresionó, porque la primera parte era simplemente ayudarle a perder el miedo.
Ni siquiera habían extendido las alas, simplemente le hizo salir del nido, para
enfrentarse a la altura. Y me impactó porque la cría ni siquiera se cuestionó
si hacerlo o no, simplemente se dejó llevar, fiándose de que su madre quiere lo
mejor para ella, y la sigue.
Qué
felices somos cuando nos dejamos llevar así por el Señor. Y es que toda nuestra
vida es un “aprender a volar”, donde Él es la cigüeña que nos enseña a
enfrentarnos a los nuevos desafíos.
Lo
que sucede es que hay una importante diferencia, y es que a los animales les
surge esta “confianza” por instinto, mientras que a nosotros el Señor nos ha
dado el poder de elegir, porque Él nos quiere libres. Y, por ello, cada día se
nos plantea la posibilidad de elegir entre quedarnos cómodamente en nuestro
nido de seguridades, o seguirle a Él y confiar...
Hace
poco leí que nuestra vida funciona de otra manera si cada día, en cada nuevo
desafío, decimos “sí” al Señor.
Cada
día experimentamos que un nuevo reto se nos presenta: una dificultad, un nuevo
paso que dar en la vida, esa debilidad que nos cuesta amar... y nuestra forma
de afrontarlo dependerá de en quién nos apoyemos para dar el siguiente paso.
Y
decir sí al Señor tiene sus consecuencias, porque el vértigo está ahí, sin
embargo, puedo confiar en Él con la certeza de que tan solo busca mi bien.
Decir sí es salir de mis intereses y optar por amarle a Él y a los demás antes
que a mí mismo; decir sí al Señor, es apostar por el Amor, porque vivir desde
Su Amor me hace más libre; decir sí al Señor significa “perder suelo” y
emprender el vuelo que no sabes hacia dónde te conducirá, pero sabes que, si
vas con Él, la vida se volverá una aventura que merece la pena ser vivida.
Hoy
el reto del Amor es decir sí al Señor en el próximo desafío que se te presente
en este día. “Sí”, es una palabra muy breve y fácil de decir con la boca, pero,
para expresarla con el corazón... ¡son palabras mayores! Pues implica rendir
del todo el corazón a Su voluntad, implica optar por creer más en Sus promesas
que en tus propias razones. Es confiar en que Él te ama y te guiará hasta la
felicidad plena. Y así, de reto en reto, de confianza en confianza, es como nos
va entrenando para emprender el último vuelo.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma