Una capilla en la
prisión de Nueva York fue construida también con una donación del gángster
“Lucky Luciano”
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Courtesy of the Diocese of Ogdensburg |
El centro correccional Clinton, en la ciudad de Dannemora, al
norte de Nueva York, es una prisión de máxima seguridad que alberga a casi 3000
reclusos. Las instalaciones fueron noticia en 2015 a partir de la fuga de dos
asesinos condenados – uno murió después, y el otro, capturado.
Pero Clinton ya era especial por otro motivo: dentro de sus muros hay una linda iglesia
católica, la iglesia de San Dimas, que ha elevado la vida espiritual de los
prisioneros durante casi 80 años.
Empezó a construirse en 1939
por el hermano Ambrose Hyland (1900-1954), capellán de la prisión, que antes
celebraba la misa en el auditorio del instituto, lo que él consideraba “no
adecuado” para sus necesidades, dijo el hermano Bill Edwards. Hyland continuó y
“puso su corazón y su alma” en la construcción de la iglesia, lo que creó un
buen ambiente en el que los prisioneros han podido rezar.
Fueron donados materiales y artículos; el
gángster “Lucky” Luciano fue un interno en Clinton en los años de 1930 y donó
roble rojo para los bancos de la iglesia. Otros donativos significativos
incluían dos esculturas de un ángel, que se cree que son originales de la flota
del explorador Fernando Magallanes, dadas por su familia.
Entrenados por guardias,
voluntarios y otros reclusos, los prisioneros proporcionaron mano de obra para
construir la iglesia. Entre los más notables se encontraba el falsificador
Carmelo Louis Soraci, quien utilizó sus habilidades en las coloridas vidrieras,
reproduciendo los rostros de los internos que conocía.
El obispo Deacon Frank Bushey le dijo al
periódico católico North Country: “Es una iglesia realmente hermosa que la
gran mayoría de la población nunca verá”.
Octavio
Messias
Fuente:
Aleteia