Numerosas
diócesis han puesto sus centros de orientación familiar a disposición de
aquellas familias que lo necesitan durante este tiempo de confinamiento
Foto: Guillermo Navarro |
El COF de Ávila, que ha lanzado una campaña especial, ha visto cómo las
solicitudes de orientación y acompañamiento se han multiplicado.
La Iglesia está
cerca de todos aquellos que tienen alguna necesidad. Se sigue poniendo de
manifiesto cada día que pasa, en medio de una pandemia que todavía no ha
acabado y de una crisis social y económica que ya golpea a muchos.
Lo hace a
través de la caridad y la asistencia, a través de la oración y la celebración
de los sacramentos, y también de la atención especializada y el acompañamiento
a las familias en sus dificultades y problemas de convivencia.
Este último
servicio, quizás un poco oculto por la urgencia de otras atenciones, no ha
descansado, adaptándose a las circunstancias para atender las solicitudes de
las familias que siguen llegando. Diócesis como Bilbao, Burgos, Calahorra y La
Calzada-Logroño, Córdoba, Ciudad Real, Gerona, Huelva o Ávila, entre otras, han
puesto sus recursos de acompañamiento familiar, fundamentalmente los centros de
orientación familiar (COF) a disposición de aquellos que lo necesiten, bien
porque viven situaciones de angustia, bien por nervios, estrés o duelo.
Fundamentalmente
se está ofreciendo soporte emocional y psicológico para acompañar, o para
aprovechar el confinamiento y mejorar la convivencia familiar.
Este último es uno
de los objetivos que se han propuesto desde los COF diocesanos de Córdoba. Con
el lema La Iglesia te quiere ayudar. La Iglesia te puede ayudar,han
movilizado todos los recursos disponibles en sus tres centros para ayudar a las
familias a sobrellevar la situación.
En Ávila, la
directora técnica del COF, Caridad López, se dio cuenta, nada más decretarse el
Estado de alarma, de que tenían que hacer algo para seguir atendiendo a las
familias que estaban acompañando y para dar respuesta a la demanda creciente de
solicitudes. Con el visto bueno del vicario general y el obispo, lanzaron la
iniciativa Familia, os escuchamos, que ha trasladado sus servicios
de orientación, mediación y acompañamiento al teléfono y la videollamada. Solo
en los primeros diez días recibieron un total de 70 solicitudes; habitualmente
atienden entre 15 y 20 cada mes.
Parejas, niños
y personas solas
En estos
momentos hay cuatro personas en activo. Caridad López y tres voluntarios
cualificados están atendiendo fundamentalmente a tres grupos de personas:
parejas y matrimonios con algún conflicto, familias con hijos pequeños o
adolescentes, y personas solas.
En el caso de
las parejas, explica López, el confinamiento está agravando conflictos que ya
venían de antes. Una situación que intentan paliar a través del diálogo, la
empatía y actividades para que utilicen el tiempo bien. «Ofrecemos pautas para
una rutina ordenada, para que hablen entre ellos, que discutan bien o tengan
sus propios espacios. Una vez superada la ansiedad y la tensión, ya comenzamos
con dinámicas para redescubrir a la pareja y que entiendan que el matrimonio es
una bendición», añade.
Para resolver
los conflictos que se generan con los hijos, ya sean pequeños o adolescentes
–«nos hemos tenido que readaptar y acostumbrarnos a pasar 24 horas con ellos»–,
la clave está en establecer roles claros.
De hecho, la
situación actual, en la que nos hemos visto obligados a confinarnos, es una
buena oportunidad para educar a nuestros hijos y mostrarles que hay unas normas
y que hay que cumplirlas. «Y que a nosotros, siendo adultos, también nos dicen
que no podemos salir de casa. Nos adaptamos por un bien mayor», explica.
En su opinión,
la clave está en «establecer roles y rutinas, y en buscar formas de pasar este
tiempo de una forma positiva», tiempo que también debe incluir, además del
estudio y el trabajo, momentos para que la familia esté junta.
Con las
personas solas, el trabajo se invierte en llamarlas, ofrecer compañía y
preocuparse por ellas y sus necesidades. Son personas, explica Caridad López,
que se relacionaban con los demás al salir de casa –al ir a la compra, a dar un
paseo o a Misa– y que ahora mismo habían visto limitado completamente su
contacto social.
Fran Otero
Fuente: Alfa y
Omega