El presidente de
Francia quiso escuchar la opinión de los representantes de las distintas
confesiones religiosas presentes en Francia sobre las medidas de contención de los
movimientos y qué pasos se podrían ir dando para rebajarlas en el futuro
Antes, habló con el Papa de posibles respuestas internacionales a la
pandemia de coronavirus como un alto el fuego global o la condonación de la
deuda externa.
El encuentro, según la información hecha pública por la Presidencia de Francia, giró en torno a la convergencia de ambos líderes en temas como el llamamiento a un alto el fuego a nivel mundial y a una condonación de la deuda externa de los países empobrecidos, ambos para paliar los efectos de la pandemia de COVID-19.
El Pontífice ha apoyado las dos
peticiones en diversas ocasiones; una de ellas, durante
el importante mensaje previo a la bendición urbi et orbe en
el Domingo de Pascua.
Durante su larga conversación, en la que Francisco usó el español, se
abordó también la importancia de la solidaridad en este momento histórico, y de
la situación en Europa ante el coronavirus. Horas después, el Papa quiso
ofrecer la Misa diaria de este miércoles en Casa Santa Marta por
la unidad del continente en fidelidad a los principios de sus padres
fundadores.
«Deseo de
retomar» contactos y encuentros religiosos
Poco después de su conversación telefónica con el Papa, el presidente
Macron realizó una ronda de contactos telefónicos con diversos líderes
religiosos del país galo. Es la segunda vez que intercambia impresiones con
ellos desde el comienzo de la emergencia sanitaria, pues ya hace un mes tuvo
lugar un encuentro parecido. El de esta semana se prolongó hora y media, y
Macron se interesó por cómo se percibían desde las distintas confesiones
religiosas las medidas de contención de los movimientos, y por las aportaciones
que pudieran hacer sobre los próximos pasos a dar.
El representante de la Iglesia católica gala en el encuentro fue
monseñor Eric de Moulins-Beaufort, arzobispo de Reims y presidente de la
Conferencia Episcopal Francesa. En entrevista con Vatican News,
Moulins-Beaufort ha asegurado que el presidente francés es consciente de que la
prohibición de celebraciones religiosas ha supuesto «una dificultad, un dolor,
una complicación» para los fieles y clérigos de todas las religiones.
El arzobispo le reconoció que, si bien para muchos había sido una
experiencia «pesada y complicada», también había resultado «bastante
interesante» y despertado mucha creatividad. Con todo, no dejó de subrayar «el
deseo de retomar los contactos y las relaciones», dentro de la conciencia sobre
las dificultades actuales y la necesidad de tomar las medidas que indiquen las
autoridades sanitarias.
Labor de los
capellanes
Otra preocupación que el presidente del Episcopado francés compartió con
Macron fue el hecho de que al retirar al personal no esencial de los hospitales
se hubiera privado a los capellanes de la posibilidad de atender a los
pacientes. Afortunadamente, en las últimas semanas estas normas se han relajado
y se ha podido empezar a restablecer la atención religiosa.
Este aspecto de la desescalada –compartía el prelado con la emisora del
Vaticano– «ha sido beneficioso y permite mostrar que el ser humano no solo es
un cuerpo que necesita ser cuidado y una psique que necesita ser tratada, sino
que también es un ser espiritual y que vivir la enfermedad, vivir la muerte, es
un acto profundamente humano».
Aumento de la
pobreza
Más allá de lo estrictamente religioso, el arzobispo de Reims quiso
llamar la atención del presidente galo sobre cómo la pandemia está haciendo que
aumente la pobreza. Este problema afecta sobre todo a los inmigrantes
indocumentados que hasta el momento trabajaban sin papeles, y que ahora no
tienen recursos al no poder trabajar ni recibir ayudas sociales.
En el mismo sentido, subrayó la necesidad de que las entidades benéficas
puedan pronto «recuperar la oportunidad de actuar» con libertad, «porque las
necesidades son muy grandes». El obispo agradeció, eso sí, que la posibilidad
de salir del confinamiento no se haya restringido para las personas mayores, pues
en la labor de las ONG su aportación es fundamental.
Fuente: Vatican News/Alfa y Omega