Como
la luna
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
En
este tiempo de confinamiento, me llama particularmente la atención el silencio,
y más aún por las noches. Lo cierto es que sobrecoge un poco ver las luces de
la plaza apagadas, todo cerrado... pero, al mismo tiempo, se aprecia muchísimo
mejor la luz de las estrellas, de la luna.
Como
llevamos tanto tiempo ya “encerrados”, he podido ir admirando los cambios en la
luna, lo mucho que brilla cuando está llena, y cómo se nota su ausencia cuando
es luna nueva...
Y,
justo ayer, leí un comentario de nuestro Maestro de la Orden... ¡hablando
precisamente de la luna!
Seguro
que alguna vez has oído la comparación de que nosotros somos “como la luna”: no
brillamos con luz propia, sino que reflejamos la luz del Sol, la luz de
Jesucristo.
Lo
que me marcó fue que nuestro Maestro daba un paso más. Él nos invitaba a
descubrir “que la luz del sol no cambia, ¡es la luna la que se mueve! Y,
dependiendo de su posición, refleja más o menos luz”.
En
efecto, la Palabra nos dice que “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”.
Su amor por ti es eterno, no cambia, no disminuye... cada día es “hasta el
extremo”.
Sin
embargo, hay días en que, personalmente, me parece muy fácil descubrirlo... y
otros en que amanezco “nublada”, ¡parece que el Sol se me esconde! En estos
momentos, en que el COVID ha llenado de nubarrones nuestro cielo, igual tú
también lo sientas...
¡¡Pero
el Sol no cambia!! ¡Cristo es el mismo! Somos nosotros los que nos hemos puesto
en otra posición. La buena noticia es... ¡que podemos resituarnos!
Hoy
el reto del amor es ser “luna creciente”, ¡o incluso “luna llena”! Estés como
estés hoy, te invito a hacer un acto de fe en el amor de Jesucristo: ¡Él te ama
y siempre te amará! Su amor es la roca firme, la luz que no cambia. Agárrate
fuerte a Él, deja que tu alma resplandezca... ¡y comparte esa luz! Hoy te
invito a hacer que el rostro de una persona se ilumine con una sonrisa. ¡Llena
todo a tu alrededor de luz, la luz que Cristo te da! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma