Recibió el sacramento en el Templo Franciscano de Pasaréti,
Budapest, Hungría: "Me sentí como un elegido, fue todo un honor estar
allí..."
La noche de la Vigilia Pascual, al
igual que en otras Iglesias del mundo, el Templo Franciscano de Pasaréti, en
Budapest, Hungría estaba vacío. Bueno, casi, porque frente al altar se
encontraba arrodillado el rescatista Ákos Vanek, orando, a minutos de ser
bautizado.
Ákos Vanek el que por 22
años fue un destacado deportista, campeón
mundial de Triatlón, desde hace algunos meses trabaja como rescatista atendiendo a
personas enfermas a causa del Covid
19. “Gracias a un
amigo quien es pastor protestante” -dice en la entrevista del video adjunto- y
que tomó su turno en el trabajo, ha podido recibir el sacramento en esta noche
inolvidable para Ákos.
"El bautizo fue muy especial: estaba yo solo en la
iglesia y en la
oscuridad venían los curas, los veías con velas en las manos. No había nadie
más que nosotros, la iglesia resonaba por el vacío. Me sentí como un elegido, fue todo un honor
estar allí y tener esa liturgia", comenta.
Vanek, nacido en 1984, quien ganó la
Copa Mundial de Triatlón 2014, sorprendió a sus más cercanos al colgar las
zapatillas para incorporarse desde el pasado mes de noviembre a los equipos de
rescatistas. “Cuando comencé en la ambulancia, no fueron los miembros de
mi familia sino mis camaradas quienes me preguntaron por qué lo estaba haciendo.
Lo único que podía decirles era que lo sentí como un llamado divino”.
Desde el inicio de la pandemia, vestido con equipo de protección personal y máscara, se ha involucrado en la atención de personas enfermas por el Covid 19, ya fuere tomando las muestras para las pruebas que identifican posibles contagios, intentando salvar la vida en casos de emergencia y también afrontando la muerte.
Al respecto de esas vivencias el periodista en la entrevista le preguntó si tenía miedo. “Mi respuesta a eso es que recibí una llamada del Dios bueno. No creo que me haya llamado para morir, sino para estar aquí el mayor tiempo posible y ayudar. Trato de cuidarme, pero este trabajo no se puede vivir con miedos cotidianos”.
Ákos prosiguió haciendo una conmovedora declaración sobre cómo vivió la muerte de un paciente el primer día de trabajo… “Pensé que me iba a alterar, pero fue más sentir como si los ángeles bajaban… y tomándote por los hombros te dicen que escuches: Ákos. Luego lo guardas (…) La gente que elige esta profesión tiene una fe profunda en algún lugar de su ser y un profundo compromiso con la humanidad”, finaliza Ákos.
Desde el inicio de la pandemia, vestido con equipo de protección personal y máscara, se ha involucrado en la atención de personas enfermas por el Covid 19, ya fuere tomando las muestras para las pruebas que identifican posibles contagios, intentando salvar la vida en casos de emergencia y también afrontando la muerte.
Al respecto de esas vivencias el periodista en la entrevista le preguntó si tenía miedo. “Mi respuesta a eso es que recibí una llamada del Dios bueno. No creo que me haya llamado para morir, sino para estar aquí el mayor tiempo posible y ayudar. Trato de cuidarme, pero este trabajo no se puede vivir con miedos cotidianos”.
Ákos prosiguió haciendo una conmovedora declaración sobre cómo vivió la muerte de un paciente el primer día de trabajo… “Pensé que me iba a alterar, pero fue más sentir como si los ángeles bajaban… y tomándote por los hombros te dicen que escuches: Ákos. Luego lo guardas (…) La gente que elige esta profesión tiene una fe profunda en algún lugar de su ser y un profundo compromiso con la humanidad”, finaliza Ákos.
Fuente: Portaluz