Catalina escribió un trabajo devocional titulado “Consolación del Alma”, largamente compuesto de citaciones Escriturales y antiguos libros religiosos
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Era la cuarta entre los ocho hijos del
príncipe Ulf Gudinarsson y de su esposa Birgitta Birgesdotter, que no es otra
que Santa Brígida, cuya festividad celebra la Iglesia el día 9 de octubre.
A
la edad de siete años fue enviada a la abadesa del convento de Riseberg para
ser educada y pronto mostró, al igual que su madre, un deseo para vida de auto
mortificación y devoción para cosas espirituales.
Al mandato de su padre,
cuando tiene trece o catorce años, se casa con un noble de descendencia
alemana, Eggart von Kürnen. Ella inmediatamente persuade a su esposo, quién era
un hombre religioso, a unirse con ella en un voto de castidad.
Ambos
viven en un estado de virginidad y devotan su vida al ejercicio de perfección
cristiana y caridad activa. A pesar del amor profundo hacia su esposo, Catalina
acompaña a su madre a Roma en 1349. En 1351 Catalina recibe noticias de la
muerte de su esposo en Suecia, por lo que decide permanecer al lado de su madre
en Roma.
Ella vive constantemente con su madre, toma una parte activa en la
labor fructífera de St. Brígida e imita fervorosamente la vida ascética de su madre.
Aunque la bella y distinguida viuda está rodeada de admiradores, ella
constantemente rehúsa todas las ofertas de matrimonio. En 1372 St. Catalina y
su hermano, Birger, acompañan a su madre a una peregrinación a la Tierra Santa;
después de su regreso a Roma, St. Catalina está con su madre en la última
enfermedad y muerte de ella.
En
1374, obedeciendo los últimos deseos de St. Brígida, Catalina trajo el cuerpo
de su madre a regreso a Suecia, para ser enterrada en Wadstena, de cuya
fundación ella llegó a ser directora. Es la casa madre de la Orden Brigidina,
también llamada La Orden del Santo Salvador. Catalina manejó el convento con
gran habilidad y vivió ahí en armonía con los principios impuestos por la
fundadora.
Al año siguiente fue a Roma a promover la canonización de St Brígida
y para obtener una nueva confirmación papal de la orden. Ella aseguró otra
confirmación, ambas de Gregorio XI (1337) y de Urbano VI (1379), pero no fue capaz de ganar en ese tiempo la canonización de su madre, por la confusión causada
por el Cisma que retrasó el proceso.
Cuando
hubo este cisma ella se mostró, cómo St. Catalina de Siena, con firme adhesión
al Papa Romano Urbano VI, en cuyo favor ella testificó delante de una commisión
judicial. Catalina se quedó cinco años en Italia y al regresar a casa, portaba
una carta de recomendación del Papa. Poco después de su llegada a Suecia se
enfermó y murió el 24 de marzo de 1381. Al tiempo de su muerte St. Catalina era
jefe del convento de Wadstena, fundada por su madre; de ahí el nombre Catalina
Vastanensis, por el cuál es ocasionalmente llamada. En 1484 Inocencio VIII dió
permiso para su veneración como santa.
Catalina
escribió un trabajo devocional titulado “Consolación del Alma” (Sielinna
Troëst), largamente compuesto de citaciones Escriturales y antiguos libros
religiosos; no hay copia en existencia. Generalmente ella es representada con
una cierva a su lado, la cual se ha dicho vino a su ayuda cuando jóvenes sin
castidad buscaban cortejarla.
Fuente:
ACI