“Perdono a quien causó la muerte de mi hijo único”, todo
gracias a una peregrinación a Medjugorje
Perdono a quien causó la muerte de mi hijo único,
Elie. Después de recibir el mensaje que dio lugar a la chispa de su cambio en
Medjugorje, le dijo “¡adiós a la ropa negra!”.
Tras la
muerte de su hijo Elie, Minerva Tannouri ha vivido durante largos años con un
profundo dolor arraigado en su alma: uno de los mayores dolores, el de perder a
una persona muy querida.
“Ya había
sentido algo similar tras la pérdida de cuatro familiares, pero la
tragedia mayor fue la de perder a mi hijo Elie, que tenía 21 años, y que fue
víctima mortal de un accidente de tráfico con un camión durante
su viaje a Beirut”, recuerda Minerva.
¿Cómo recibió
ella la noticia?
“Después de que mi marido, mi hermana y mi
sobrino estuvieran al corriente de la noticia, apagaron sus teléfonos;
entonces, comprendí que una catástrofe le había sucedido a mi hijo, que vino al
mundo después de 7 años de espera.
En el momento de su llegada a casa, mi marido me explicó lo que había sucedido.
Yo me
desmayé por la impresión. En ese momento empezó mi camino de
dolor”.
¿Cómo describe el último adiós?
“Estaba drogada por los tranquilizantes; el
último adiós de Elie fue parecido a una boda, porque cuidamos hasta el mínimo
de los detalles: decoramos con flores, ofrecimos los mejores aperitivos y
contratamos a una coral. Y yo le repetía: “Perdóname, hijo mío, si alguna vez
te descuidé o te avergoncé”.
Le pedí
perdón y luego le besé. ¡No podía creer que esta tragedia estuviera sucediendo!
¿Acaso estoy soñando? ¿Es una pesadilla que va a terminar?
Han pasado 7
años, 7 años ahogados por las lágrimas, la tristeza
y el dolor. Todavía conservo sus dibujos y enciendo velas por su alma todos los
días. Aunque he perdonado al hombre que causó su muerte, me aislé y alejé de
los demás hasta el día de mi partida”.
¡La
peregrinación a Medjugorje ha cambiado mi vida!
¿Qué le pasó a Minerva en la santa tierra
de Medjugorje, visitada por muchísimas personas de todo el mundo por varias
apariciones de la Virgen desde el año 1981? Según declaró Minerva:
“Mis
agradecimientos van a mi amiga Najat, que ganó un premio gracias a su
participación en un programa de televisión que cubrió los gastos del viaje
después de haberla elegido de entre otros participantes para cumplir el mayor
deseo de un ser querido. Cuando viajé a este precioso lugar, un
oasis de paz, pedí a la Santísima Virgen que me enviara una
señal:
“Si mi
hijo está a tu lado, cambiaré mi ropa negra después de más de 7 años de duelo y
tristeza”.
Y la sorpresa
vino cuando recibí una carta que encontré bajo la puerta de mi habitación. En
aquel instante, sentí paz en el alma, porque era una señal de que el Señor
escucha mis deseos más personales. Ese mensaje fue la causa principal de mi
paso del duelo a la alegría y a recuperar mi vida”.
¿Qué contenía
ese misterioso mensaje?
“Querida Minerva, comprendo
bien tu sufrimiento porque has vivido el mismo dolor que el mío cuando mi hijo
fue crucificado y luego resucitado; y ahora, te doy la fuerza para continuar
con tu vida.
Eres alguien
querida e irreemplazable en la vida de muchas personas.
El negro te
ha vencido durante 7 años; pero no olvides que el número 7 es un signo de
victoria.
Este viaje te
ayudará a renacer y te permitirá vestir prendas
blancas que significarán la resurrección; mi corazón puro te
acompañará en todas las etapas de tu vida. Comprendo bien tu dolor, por eso
estaré siempre a tu lado.
Firmado: este
mensaje ha sido escrito por una persona que te ama”.
“La carta me
conmovió”, explica Minerva. “Respondía a las preguntas que planteé a la Santa Virgen.
Tuve la impresión de verdad de que se dirigía a mí asegurándome que me
acompañaba en mis inquietudes, que compartía mi Cruz y me mostraba el camino de
la resurrección”.
“Más tarde,
la identidad de la autora de la carta quedó revelada; se trataba de una
participante de la peregrinación con la que había entablado amistad después de
nuestro regreso a Beirut.
Le conté que
su carta había sido un auténtico signo celestial y una respuesta a mis
preguntas.
También
recibí otro signo gracias a la aparición de nuestra Virgen Madre, el duodécimo
día del mes en el que habíamos viajado, es decir, durante el memorial de mi
hijo mayor.
Después,
decidí poner fin al duelo y participar de nuevo en las bodas y en las
invitaciones a cualquier ocasión.
En
definitiva, siempre estuve segura de que mi hijo era un ángel en el cielo y que el
Señor me daba fuerzas para cargar con mi cruz.
También
experimenté la manera por la cual el Espíritu Santo mismo intercede empleando
“gemidos inefables” (Romanos 8,26).
Doy gracias a Dios por su presencia en nuestra vida, y a nuestra Virgen María
por sus eternos cuidados y su amor”.
Fuente:
Aleteia/Líbano