El
precio de un despiste
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
pasado verano rezamos las Completas varios días en el coro alto. Sin embargo,
esta estancia no tiene ningún tipo de calefacción, así que, con la llegada de
los primeros fríos, la oración de la noche se traslada a la capilla.
La
cuestión fue que yo me olvidé el cuadernillo de Completas en el coro alto.
Evidentemente, noté su ausencia, pero, como tenía el breviario a mano, no me hice
problema. Y así se me fue olvidando día tras día...
Ayer,
mientras iba a hacer unas cosas, pasé por delante del coro alto. “¡¡El
cuaderno!!”, pensé de repente.
Entré
a por él y... ¡¡estaba hecho un desastre!!
Resulta
que, desde hace años, tengo mi cuaderno forrado, pero, por el frío, el plástico
se había encogido, había tirado de las tapas de cartulina... ¡y se me ha
arrugado todo entero!
Orando
esto, el Señor me ha mostrado que esta anécdota puede repetirse en nuestras
vidas. Y es que podemos tener a muchas personas en nuestro corazón, quererlas,
acordarnos de ellas (igual que yo me acordaba de mi cuaderno)... pero, si no
tenemos detalles concretos, ¡¡el frío las acabará encogiendo!!
Todos
necesitamos gestos de cariño, ¡y cuánto bien puede hacer un “te quiero” o “eres
importante para mí”! No importa si lo dijiste ayer: el amor necesita renovarse
cada día.
Jesús
sabe muy bien de esto. ¿Te has fijado en el padrenuestro? Él nos invita a
pedir: “Danos hoy nuestro pan DE CADA DÍA”. Lo fundamental de la vida, ya sea
el pan o el cariño, debe ser reciente. Por eso Cristo no se cansa de
prepararnos mil regalos en cada jornada, ¡para que tengas la posibilidad de
descubrir aún más su amor siempre nuevo!
Hoy
el reto del amor es que te hagas presente ante alguien querido que lleves
tiempo sin tratar. Una llamada, un mensaje, ¡o una visita! Deja que lo que
llevas en el corazón se exprese en tus actos, ¡para que no haya ningún plástico
arrugado! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma