EL PAPA: QUIEN HACE LA GUERRA NO SABE DOMINAR LAS PROPIAS PASIONES

"Cuando cedemos a las tentaciones y pasiones, no somos seƱores y protagonistas de nuestra propia vida, sino que nos volvemos incapaces de manejarla con voluntad y responsabilidad"

VATICAN-RELIGION-POPE-ANGELUS (AFP or licensors)
Vivir los mandamientos de la Ley de Dios como un instrumento de libertad, que nos ayuda a no ser esclavos de las pasiones y el pecado. La gente que hace las guerras no sabe dominar sus propias pasiones. Con estas palabras el Papa Francisco dedicĆ³ su alocuciĆ³n previa al rezo mariano de este domingo.

El Papa dedicĆ³ su alocuciĆ³n previa al rezo mariano sobre el Evangelio de hoy, que habla del "SermĆ³n de la MontaƱa" y del cumplimiento de la Ley. JesĆŗs quiere ayudar a sus oyentes a tener un acercamiento justo con las prescripciones de los Mandamientos dados a MoisĆ©s, exhortĆ”ndolos a estar disponibles para Dios que nos educa a la verdadera libertad y responsabilidad a travĆ©s de la Ley. 

"Cuando cedemos a las tentaciones y pasiones, no somos seƱores y protagonistas de nuestra propia vida, sino que nos volvemos incapaces de manejarla con voluntad y responsabilidad".

La ley dijo, hay que vivirla como un instrumento de libertad.  Es importante, entender esto, aseverĆ³ el PontĆ­fice: vivir la ley como un instrumento de libertad que nos ayuda a ser mĆ”s libres, a no ser esclavos de las pasiones y del pecado. Las guerras y las calamidades, son fruto de las pasiones afirmĆ³, y la gente que hace las guerras no sabe dominar sus propias pasiones. Cuando se cede a las pasiones no somos protagonistas de la propia vida, somos incapaces de manejarla con voluntad y responsabilidad. 

Las cuatro antĆ­tesis 

El discurso de JesĆŗs estĆ” estructurado en cuatro antĆ­tesis, expresadas con la fĆ³rmula "HabĆ©is entendido que se dijo... pero yo os digo". Estas antĆ­tesis se refieren a otras tantas situaciones de la vida cotidiana: asesinato, adulterio, divorcio, juramentos. JesĆŗs, afirmĆ³ el PontĆ­fice, nos anima a pasar de una observancia formal de la Ley a una observancia sustancial, aceptando la Ley en nuestro corazĆ³n, que es el centro de las intenciones, decisiones, palabras y gestos de cada uno de nosotros. Del corazĆ³n salen las buenas y las malas acciones.

Aceptar la ley de Dios en nuestro corazĆ³n

El Papa dijo que si aceptamos la Ley de Dios en nuestros corazones entendemos que cuando no amamos a nuestro prĆ³jimo, hasta cierto punto, nos matamos a nosotros mismos y a los demĆ”s, porque el odio, la rivalidad y la divisiĆ³n matan la caridad fraternal que es la base de las relaciones interpersonales. Y esto vale, aƱadiĆ³, por lo que dije de las guerras, porque la lengua mata. 

Si aceptamos la Ley de Dios en el corazĆ³n, podremos guiar nuestros deseos, comprenderemos que “hay que abandonar un estilo de vida de promesas rotas, no mantenidas, asĆ­ como pasar de la prohibiciĆ³n del perjurio a la decisiĆ³n de no jurar en absoluto, asumiendo la actitud de plena sinceridad con todos”.

JesĆŗs nos ama y nos tiende su mano cada dĆ­a

“Pero JesĆŗs es consciente de que no es fĆ”cil vivir los Mandamientos de una manera total y tan profundamente. Por eso nos ofrece la ayuda de su amor: vino al mundo no sĆ³lo para cumplir la Ley, sino tambiĆ©n para darnos su gracia, para que podamos hacer la voluntad de Dios, amĆ”ndolo a Ć©l y a nuestros hermanos y hermanas”. Porque, como afirmĆ³, todos podemos hacer con la gracia de Dios, la santidad no es mĆ”s que el custodiar esta gratuidad que Dios nos ha dado, esta gracia. 

Por Ćŗltimo, el Santo Padre nos dijo que confiemos en JesĆŗs, acojamos su mano que nos tiende constantemente, para que nuestros esfuerzos y nuestro compromiso puedan ser sostenidos por su ayuda, llena de bondad y misericordia.

“Hoy JesĆŗs nos pide que avancemos en el camino del amor que nos ha mostrado y que comienza desde el corazĆ³n. Esta es la manera de vivir como cristianos”.

Vatican News