Conoce
el significado de la fiesta mariana más antigua
María
es la madre de Jesús, que es Dios, por lo que ella es la Madre de Dios. Esta es
la fe que da origen a la celebración católica del primer día del año, la fiesta
mariana más antigua de Occidente: María Madre de Dios.
La
mujer escogida para traer a Jesús al mundo nació ya sin el pecado original y
siendo muy joven fue avisada por un ángel, Gabriel, de esa gran misión que
estaba llamada a realizar.
Al
de dar su sí al plan de Dios anunciado por el ángel, quedó embarazada con la
única intervención del Espíritu Santo, permaneciendo virgen.
Desde
el principio el camino de dar a luz a Dios hecho hombre estuvo marcado por los
problemas humanos, su espíritu humilde, servicial y dócil y la gracia divina.
El
Evangelio de Lucas relata que durante la gestación de Jesús, María salió de su
casa para visitar a su prima Isabel (también embarazada de Juan y de edad
avanzada) y más tarde para acompañar a su esposo José a empadronarse en Belén.
Allí
nació su hijo en circunstancias humanamente muy precarias. María convivió con
Jesús en casa junto a José toda su infancia y juventud.
De
la infancia del hijo de Dios, el Evangelio destaca que sus padres cumplieron
las leyes judías (le circuncidaron, lo presentaron en el templo).
También
que en una ocasión, cuando tenía 12 años, sus padres lo perdieron durante tres
días en Jerusalén y después de buscarlo con angustia lo encontraron en el
templo conversando con los maestros.
“¿Por
qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”, les
respondió cuando le preguntaron. María conservaba cuidadosamente todas las
cosas en su corazón.
María
siempre acompañó a su hijo, aunque más desde la distancia durante los tres años
de vida pública de Jesús. Él valoró, por encima incluso de que fuera su madre
biológica, que ella cumpliera la voluntad de Dios.
María
permaneció también a su lado durante su ejecución en la cruz. En aquel momento,
Jesús se la entregó a su discípulo Juan (“He ahí a tu madre”, le dijo) y con él
a todas las personas, haciéndola madre de todos.
Los
católicos siempre han venerado a María como madre de Dios. En el año 431,
Nestorio lo negó y los 200 obispos del mundo de aquel momento se reunieron en
la ciudad donde María pasó sus últimos años, Éfeso y declararon: “La
Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios”.
De
hecho, el nombre que más usaban los cristianos para referirse a ella en Oriente
y Occidente era “María, Madre de Dios” (en griego, Theotokos: la
que dio a luz a Dios).
También
hoy así la nombran con fe católicos de todo el mundo, y por eso la Iglesia
empieza el año pidiendo su protección.
Fuente:
Aleteia