«Durante la misa,
nuestro sacerdote nos informó a todos que Kobe Bryant y su hija asistieron a
misa esta mañana en Nuestra Señora Reina de los Ángeles», cuenta un feligrés de
la iglesia a la que el mítico jugador acudió el día de su muerte
Foto: CNS |
Kobe Bryant y su hija Gigi
asistieron a la Eucaristía el día de su muerte en la iglesia de Nuestra Señora
Reina de los Ángeles, en Newport Beach. Según explica en detalles Daily Mail:
«El padre y la hija dejaron la iglesia y luego abordaron el helicóptero S-76
Sikorsky rumbo a la Academia Mamba en Thousand Oaks para la práctica de
baloncesto de Gigi».
El medio de comunicación
americano muestra que fueron varias las personas que confirmaron esta
presencia. Entre ellos un portavoz de la Iglesia que confirmó que recibieron la
Comunión y un feligrés que escribió en redes sociales: «Durante la misa,
nuestro sacerdote nos informó a todos que Kobe Bryant y su hija asistieron a
misa esta mañana en Nuestra Señora Reina de los Ángeles».
Poco después, a las 09:06
horas, el helicóptero de Kobe Bryant saldría del aeropuerto de John Wayne, en
Orange County, con unas condiciones climáticas desfavorables por la intensa
niebla. A las 10:00 horas tendría lugar el terrible accidente.
Murieron en el acto todos
los pasajeros: Kobe Bryan y su hija Gigi de 13 años; el entrenador de béisbol
del Orange Coast College, John Altobelli, y su esposa, Keri, y su hija, Alyssa.
La entrenadora de baloncesto Christina Mauser; Sara Chester y su hija Payton
Chester (compañera de Gigi) y el piloto Ara Zobayan.
Un hombre de fe
Al margen de su meteórica
carrera, Kobe Bryant también era un padre de familia que acudía regularmente a
Misa y a quien la fe católica le ayudó a soportar los momentos más duros de su
vida. Especialmente en 2003, cuando fue acusado de violar a una mujer en un
hotel de Colorado. Él reconoció haber sido infiel a su esposa pero negó haber
violado a la denunciante y sostuvo que la relación entre los dos fue
consensuada.
Aunque en 2004 un juez
archivó la denuncia, este episodio supuso un gran golpe para su familia y tuvo
importantes consecuencias para la carrera deportiva de Bryant, pues dañó su
reputación y perdió la confianza de sus patrocinadores.
En una entrevista posterior
a los acontecimientos que Bryant realizó a GQ en 2015, el jugador hablaba de
cómo «lo único que me ayudó durante ese proceso fue hablar con un sacerdote».
«Me preguntó si lo había hecho y le respondí que por supuesto que no. También
me preguntó si tenía un buen abogado y le dije que uno fenomenal. Entonces me
dijo: “Déjalo pasar, sigue adelante. Dios no te va a cargar con nada que no
puedas soportar y ahora está en sus manos”». Una conversación que el deportista
califica como «un punto de inflexión» en su vida.
Así, Bryant y su esposa
siguieron juntos tras la infidelidad del deportista. No obstante, los esfuerzos
del deportista no fueron suficientes para sanar la relación por completo y en
2011 su mujer le pidió el divorcio. Este es otro momento en la vida del gigante
del baloncesto donde la fe juega un papel fundamental. Finalmente, tras mucho
trabajo y conseguir una profunda reconciliación, suspendieron los trámites de
separación en 2013.
«A veces discutimos, como
todos los casados», reconocía Kobe Bryant a GQ. Pero el baloncestista matizaba,
«tengo fama de ser un deportista decidido y trabajador». Unas cualidades que
aplicaba tanto a su vida profesional como personal y que le llevaron a luchar
por su familia.
Por último, Bryant y su
esposa compaginaban su fe católica con el compromiso por los pobres. Para ello
crearon la Fundación Familiar Kobe & Vanessa Bryant, una institución que
ofrece refugio para jóvenes sin hogar. «Tenemos que hacer algo que tenga peso,
significado y propósito», opinaba el jugador en una entrevista a Los
Angeles Time realizada en 2012.
Fuente: Aleteia/Alfa y
Omega