Se
trata de un deber que “incumbe tanto a los sectores empresariales como a los
gobiernos”, señala el Santo Padre
“Todos
somos miembros de la única familia humana”: de allí emana “el deber moral de
cuidar unos de otros”, y, por este motivo, “es necesario situar a la persona
humana en el centro mismo de la política”. Lo dice el Papa Francisco a los
participantes en el Foro Mundial de Davos, que estos días reflexionarán bajo el
tema "Stakeholders for a Cohesive and Sustainable World ", traducible
como "Grupos de interés para un mundo Coherente y Sostenible".
La
reunión anual del Foro Económico Mundial se lleva a cabo en Davos, Suiza, en su
cincuenta edición, del 21 al 24 enero 2020. Convoca jefes de estado, políticos,
empresarios, académicos, representantes de la sociedad civil y asociaciones no
gubernativas. El Papa Francisco se hizo presente con un mensaje dirigido al
profesor Klaus Schwab, Presidente Ejecutivo del encuentro, a través del cual
quiso enviar sus saludos y asegurar su oración por todos los que participan en
el mismo.
En
el mensaje el Papa se refiere en primer lugar a las transformaciones
geopolíticas y los cambios de los últimos cincuenta años, “desde la economía y
los mercados laborales hasta la tecnología digital y el medio ambiente”, y
constata que si bien “muchos de estos desarrollos han beneficiado a la
humanidad”, otros “han tenido efectos adversos y han creado importantes lagunas
en el desarrollo”. Aunque los desafíos actuales “no son los mismos que los
de hace medio siglo”, observa, “hay una serie de aspectos que siguen siendo relevantes
al comenzar una nueva década”.
Somos miembros de una
única familia humana
El
primer y “primordial” aspecto que señala es que “todos somos miembros de la
única familia humana”: de allí emana “el deber moral de cuidar unos de otros”,
y, por este motivo, “es necesario situar a la persona humana en el centro mismo
de la política”. Se trata de un deber que “incumbe tanto a los sectores
empresariales como a los gobiernos”, y que es “indispensable en la búsqueda de
soluciones equitativas a los desafíos que enfrentamos”, afirma. De ahí que
según él sea necesario “ir más allá de los enfoques tecnológicos o económicos a
corto plazo y tener plenamente en cuenta la dimensión ética”, tanto “en la
búsqueda de soluciones a los problemas actuales” como “en la propuesta de
iniciativas para el futuro”.
Pisotear la dignidad del
otro es disminuir el propio valor
El
Santo Padre también observa cómo, con “demasiada frecuencia”, las visiones
“materialistas o utilitarias conducen a prácticas y estructuras motivadas en
gran parte, o incluso únicamente, por el interés propio”: “Esto suele
considerar a los demás como un medio para alcanzar un fin y conlleva una falta
de solidaridad y de caridad, que a su vez da lugar a una verdadera injusticia,
mientras que un desarrollo humano verdaderamente integral - asegura - sólo
puede prosperar cuando todos los miembros de la familia humana están incluidos
en la búsqueda del bien común y contribuyen a él”. “En la búsqueda de un
verdadero progreso – añade – no olvidemos que pisotear la dignidad de otra
persona es, de hecho, disminuir el propio valor”.
Una mirada “más integral e
integradora”
Recordando
cuanto afirmado en su Encíclica Laudato si’ sobre la necesidad de una “ecología
integral”, el Santo Padre hace presente también la necesidad de una visión
humanista que convoque a los distintos saberes, “también al económico”, hacia
una mirada “más integral e integradora”.
Por
último, deseando que las deliberaciones de los participantes conduzcan a un
“crecimiento de la solidaridad, especialmente con los más necesitados, que
experimentan la injusticia social y económica y cuya existencia misma está
incluso amenazada”, y reiterando la responsabilidad moral que todos
tenemos de “buscar el desarrollo integral de todos”, invoca sobre los
participantes “las bendiciones de sabiduría de Dios”.
Griselda
Mutual -Ciudad del Vaticano
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