Normas
de cercanía
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estaba
ordenando el armario del lavadero. De una de las baldas, saqué el jabón que
usamos para bañar a Jubi.
-¿Tú
crees que lo reconoce? -me preguntó Lety.
-Ni
idea... ¡vamos a comprobarlo! ¡¡Jubiiiiiii!! ¡Jubi, miraaaaa!
Nuestra
beagle apareció dando saltitos de felicidad. Le mostré el jabón y ella se
acercó, curiosa, a olisquearlo. Lo reconoció. Oh, sí, vaya que lo reconoció.
Te
aseguro que si se le hubiese aparecido el ángel exterminador no habría corrido
con tantas ganas.
Con
todas sus fuerzas, dio un empujón a la puerta y salió en estampida por la
huerta. En toda la mañana no volvimos a saber de ella.
Yo
entiendo que eso de bañarse no le haga ninguna gracia... pero, si no lo
hacemos, ¡acabamos todas oliendo a perro!
Efectivamente,
cuando está sucia y la acaricias, su olor se queda impregnado en la piel, ¡y
entonces eres tú quien tiene que ir a lavarse corriendo las manos! Y es que...
¡el olor se pega!
Hablando
de esto con el Señor, de pronto me trajo a la mente la imagen del hijo pródigo.
Cuando volvió a casa, él no olía “a perro...” ¡¡olía a cerdo!! ¿¿Sabes cómo
apestan los cochinillos?? Es un olor que anima a dejar una considerable
distancia de seguridad...
Pero,
¿qué hizo el padre? No mandó a su hijo a la ducha, ni le saludó de lejos... ¡le
abrazó! Más aún: el texto dice que ¡¡le cubrió de besos!!
Eso
mismo es lo que Cristo quiere hacer contigo: abrazarte y cubrirte de besos.
Así, tal y como estás. El amor de Jesús es concreto: te ama aquí y ahora, en
este instante en que lees este mensaje.
Puedes
huir por la huerta, como Jubi... o puedes lanzarte a Sus brazos, creer en Su
amor.
Y,
¿sabes?, en ese abrazo, todo tu ser se impregnará del buen olor de Cristo, ese
olor que dice san Pablo que debe diferenciar a los cristianos, ¡el olor de Su
abrazo!
Hoy
el reto del amor es que acojas con misericordia la debilidad de un hermano. A
lo largo del día puedes encontrarte con una mala respuesta o con una persona
difícil... con olores nada agradables. Te invito a que hoy no tuerzas el gesto:
siente el abrazo de Cristo en tu corazón y abraza esas circunstancias desde el
amor. ¡Con Cristo, el ambiente que se respira es distinto! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma