Intemperie
bajo techo
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
poco, pasamos unos días del todo catastróficos: un día casi salimos volando del
viento que hacía, por la tarde se iba continuamente la luz, de pronto una
lluvia torrencial...
En
momentos así, una agradece estar a cubierto, bien resguardadita de estas
inclemencias meteorológicas, disfrutando de su acogedora celda y...
-¡Clonc!
¡Clonc!
¡¡¡Horror!!!
¿Recuerdas
la gotera de mi celda? En verano trataron de arreglarla, y el apaño estaba
funcionando estupendamente... pero aquel temporal fue demasiado.
Desde
ese momento, cada vez que comienza a chispear, salgo en estampida, cubo en
mano, hacia mi celda... pero no cae ni una sola gota. ¡Resulta que es una
gotera que solo aparece en los diluvios!
Sí,
cuando llueve mucho, el canalón no da abasto, y el agua se desborda por todas
partes, ¡hasta el interior del convento!
De
pronto el Señor me hizo descubrir que... ¡así es su Amor!
Jesús,
hablando a los discípulos, les dice: “Os verterán una medida colmada,
remecida... rebosante”. O, en otras palabras, la medida del Amor del Señor, ¡se
desborda por todas partes!
Es
muy curioso. Si llenas un vaso de agua “hasta que se desborde”, sabes que una
parte del líquido caerá fuera, se va a perder, ¡pero el vaso quedará lleno!
El
amor de Jesucristo por ti es exactamente así: desbordante. No mide, se sale de
la lógica. No teme “perder” su lugar como Señor del mundo y hacerse Niño, con
tal de poder abrazarte como amigo, como igual, como hombre. Se desborda, sí,
para poder empapar incluso las partes de tu corazón que están a cubierto.
Pues,
¿cómo no amar a quien te ama tanto? ¿Cómo no amar a quien, por ti, está
dispuesto a jugárselo todo?
Hoy
el reto del amor es amar sin cálculos. Disfruta unos instantes del amor
incondicional de Cristo por ti... ¡y deja que también tu corazón se desborde! A
lo largo de la jornada, cede al menos una vez con alegría. Con Cristo
descubrirás que no es “perder”... ¡sino amar! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma