Fernando Vidal,
director de la Cátedra Amoris Laetitia: "El rito del matrimonio es
precioso y los novios no deben crear una liturgia paralela"
Fernando Vidal, director
del Instituto Universitario
de la Familia de la
Universidad de Comillas
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La Cátedra
Amoris Laetitia, perteneciente al Instituto Universitario de la Familia de la
Universidad Pontificia Comillas, que cuenta con el apoyo del arzobispado
de Madrid, ha realizado la Encuesta Nupcialidad
e Itinerarios de Pareja, estudio del que se extraen algunos datos
novedosos.
Según el estudio, el problema de que muchas parejas retrasen el momento de la boda
no es la comodidad, la falta de compromiso o el temor al fracaso, sino que es
la economía y el empleo. La encuesta también resalta que haber convivido,
antes no cambia la percepción sobre los factores que consolidan el matrimonio,
conclusión cuanto menos sorprendente.
Religión
Confidencial pregunta al profesor Fernando Vidal, director de la Cátedra Amoris
Laetitia: ¿No es cierto que la mayoría de los jóvenes,incluso un buen número de
católicos, opinan que para casarse hay que conocerse antes y para ello, es
necesario convivir juntos antes del matrimonio?
"Los estudios cualitativos que hemos
realizado desde la Cátedra Amoris Laetitia apuntan a que parece que la sociedad
ha asumido la convivencia doméstica como parte del
noviazgo, del tiempo de prueba y conocimiento del otro, eso es
cierto. Si entendemos los primeros años de convivencia como una experiencia de
noviazgo, se entendería que la percepción sobre el matrimonio no tenga una gran
variación. Si se entendiera esa convivencia de parejas jóvenes como una
decisión firme de compartir la vida a largo plazo –esto es, de ser cónyuges-,
entonces sí que se esperaría que hubiera diferencias mayores. La investigación muestra que los primeros
años de convivencia forman parte de una idea de noviazgo que incluye la
cohabitación", explica.
Acompañar a las parejas que
conviven
Para Vidal
Si es comprendido por la gente como noviazgo –esa idea progresivamente
extendida de que hay que convivir para conocerse-, "entonces las parejas
que cohabitan van a vivir un proceso de conocimiento, descubrimiento,
maduración, adaptación al otro. También llegará un momento de discernimiento y
decisión sobre si quieren ser cónyuges –que implica
una integración plena entre ellos. En ese momento hay que
acompañarles y ayudarles en la maduración de ese proceso. Hay que acompañar a las parejas que conviven,
desde su propia experiencia y situación real".
La Cátedra Amoris Laetitia es una cátedra universitaria y sus fines son los
propios de las universidades, aunque también contemplan planes pastorales en el
ámbito de familia. En esta línea, esta Cátedra apoyada por la Iglesia de
Madrid, aporta también respuestas a los jóvenes, sobre todo los
católicos, que conviven:
Lo primero que les decimos es que sean
conscientes de lo que están viviendo y del tipo de relación que tienen. En sí misma, la convivencia no constituye una
pareja, sino que lo que la forma es la libre decisión y entrega mutua de las
personas. La mera convivencia puede llevar a obviar decisiones
que es bueno darse tiempo para tomar. La fusión práctica que entraña la
cohabitación no debe dar por supuesto decisiones de integrar las vidas que
requieren tiempo, libertad, discernimiento y un momento de decisión. Toda
pareja que quiera consolidarse experimenta ese umbral. El reto es cómo acompañar esos procesos cuando
existe ya convivencia", expone el profesor.
Fortalecer el matrimonio en la
sociedad
Por otro
lado, esta Cátedra está interesada en la mejora de las formas de preparar y
acompañar la vida de pareja y fortalecer la dimensión matrimonial en la
sociedad de cara a promover la integración plena de las parejas entre
ellos, con sus hijos, familiares, en su comunidad y con el conjunto de la
sociedad. "Cuando todo eso se pone bajo la lógica de la unión, la
integración, la entrega y el amor, estamos en la lógica matrimonial",
explica Fernando Vidal.
Otra de las conclusiones de este
estudio: Los casados católicos o cristianos son los que más seguros están
de su matrimonio (casarse por la Iglesia está relacionado con una mayor
seguridad en la durabilidad de la unión) y quienes conviven previamente a
casarse, tienen menor seguridad que su
matrimonio será para siempre.
El profesor de Comillas explica que la fórmula
de la convivencia es más frecuente entre personas que se manifiestan contrarios
a la idea de conyugalidad asociada a una realidad jurídica y no creen
que la incondicionalidad o la durabilidad sean rasgos del amor en la
pareja. En cambio, los encuestados que se declaran cristianos o católicos
suelen pensar que el amor solo puede darse si la entrega no es condicionada o
parcial, sino que es plena y, por tanto, no le pone caducidad ni
reservas".
El repunte de la valoración
juvenil
Otro dato
sorprendente del estudio: la religiosidad como motivación para casarse ha
disminuido progresivamente en los últimos años, pero la encuesta detecta un aumento de su valor entre los jóvenes
menores de 35 años que se han casado: en ese tramo de
edad, el 48,6% lo hizo por esa razón religiosa". Este dato sorprende
máxime cuando solo el 23% de las bodas en España son por la Iglesia.
"Sin duda, el dato más sorprendente de
esta encuesta es el
repunte en la valoración juvenil del matrimonio religioso. A
nuestro juicio, el factor que más influye es la menor presencia en nuestra
sociedad de personas que se casaban
por lo religioso sin convicción espiritual, sino por
motivos más sociales.
Al reducirse
la boda religiosa por motivos superficiales, hay la
impresión de que quien se casa hoy en día en la Iglesia, lo hace por motivos
más genuinos. En el trabajo de campo cualitativo que hemos
realizado este aspecto se detecta claramente: aunque personalmente el
entrevistado no sea creyente o incluso sea muy crítico con la Iglesia, respeta a quien se casa religiosamente si es
una convicción auténtica, y se está de acuerdo en que ese
tipo de matrimonio le ayudará como pareja", expone Fernando Vidal.
Para este experto, liberado el matrimonio de
sus asociaciones con el poder y “el sistema”, la unión conyugal podría ser
visto como un acto de rebeldía, porque su entrega y gratuidad es contracultural
en un mundo dominado por el mercantilismo, el individualismo y el utilitarismo.
El dato puede estar reflejando que el matrimonio
religioso es más apreciado en su autenticidad, incluso por quien no es
creyente.
Respetar la liturgia
Respecto a
la liturgia en las bodas católicas, muchos jóvenes consideran que las
ceremonias deberían dar libertad a los novios para introducir algún elemento
más a gusto de ellos Algunas diócesis como la de Sevilla ha parado "los
pies" a algunos desmadres litúrgicos.
En opinión de Fernando Vidal la liturgia no es
tanto algo meramente a respetar, sino una
celebración a vivir en toda su profundidad. "Necesitamos
sensibilidad litúrgica en un mundo en el que los símbolos, el arte y las obras
culturales son superficializadas, manipuladas, troceadas y remezcladas a veces
sin sentido ni gusto".
Para el profesor, el reto es en hacer
plenamente significativa la liturgia. "El proceso
interno del rito matrimonial es precioso y sería muy bueno
–para creyentes e incluso para no creyentes que participen en la boda-
comprenderlo en toda su belleza y profundidad. Todo el resto debe ayudar a ello
y no oscurecerlo, ni crear una
liturgia o ritual paralelo que no ayuda a valorar lo esencial".
En esta línea, Vidal considera que en la
conciencia colectiva, el matrimonio religioso y las celebraciones
posteriores de las bodas deben ser auténticos y "liberarse de
parafernalia, de la presión social, del excesivo gasto" y
de todo un aparato recargado que retrae a gente de casarse y no permite
apreciar lo esencial que se celebra ese día.
"Animamos a que los novios puedan hacer
suya la liturgia, profundizar en su sentido y expresar con sencillez lo
esencial del paso que dan ese día. Eso requiere una pedagogía para comprender
el rito, preparar bien la boda con los novios, que sea una celebración
participada del Pueblo de Dios y también tratar de evitar que se genere una
paraliturgia que oculte lo esencial", explica.
Preparar mejor a la pareja
Un
significativo 41,9% de los encuestados que se han casado religiosamente ha
apuntado que al matrimonio religioso le falta simultáneamente preparar mejor a la pareja y ayudarles a
madurar personalmente. Hay también una demanda muy
significativa de acompañamiento y asesoramiento durante la vida de las parejas:
el 59,8% de personas casadas lo cree así.
Entre las innovaciones pastorales para jóvenes
que está impulsando la Cátedra Amoris Laetitia, destacan –en colaboración con
la Comunidad de Vida Cristiana- el Reloj de la Familia, que es un método que se
puede aplicar en dos días, para la revisión y fortalecimiento de la pareja.
"Hay otros métodos que se están preparando y que pronto pondremos en manos
de todos para poder ser aplicados", anuncia Fernando Vidal.
Otros datos de este estudio: casi el 80% de los menores de 35 años que convive
piensa casarse, aunque las parejas dependen de la situación económica
para hacerlo; ocho de cada diez personas casadas creen que su matrimonio lo
será para toda la vida. Los encuestados creen que lo más importante para que un
matrimonio se afiance es el compromiso mutuo. También piensan que el matrimonio crea seguridad, no
quita libertad a los individuos y suscita una mayor entrega entre ellos. La
pareja de hecho registrada es una opción muy minoritaria, pero aporta seguridad
jurídica.
Los objetivos de la cátedra universitaria
Amoris Laetitia son investigar, enseñar, transmitir, innovar y desarrollar. Su función es también ayudar a la
sociedad para que atienda mejor a la realidad familiar y
que los valores de la familia formen parte esencial de la cultura. También
ayudar a las Administraciones y organizaciones que trabajan con y por la
familia. Y, por supuesto, ayudar también a la Iglesia y el conjunto de agentes
pastorales para que la aplicación de la exhortación Amoris Laetitia sea plena,
profunda y fructífera.
Fuente:
ReligionConfidencial