61 MONJAS JÓVENES SE QUEDAN SIN CASA EN POCAS SEMANAS, BUSCAN URGENTEMENTE UN TECHO PARA DORMIR

Todas las hermanas estudian las carreras de Filosofía y Teología

Hijas del Amor Misericordioso, en la celebración del Adviento
de la Universidad Eclesiástica San Dámaso
El pasado 20 de noviembre, la madre Marimí, superiora de las Hijas del Amor Misericordioso, recibió una desagradable llamada: las propietarias del convento de Las Rozas en el que ella y otras sesenta monjas viven “de prestado” desde hace seis años, lo habían vendido. Tenían hasta el 31 de diciembre para desalojarlo.

La madre Marimí se encontraba en México, participando en una serie de ejercicios espirituales, y no regresaría hasta finales de mes, lo que le daba un plazo de tan solo 31 días para encontrar una casa en la que alojar a las 61 monjas que forman hoy la comunidad entre profesas y novicias

Al regresar a Madrid, pudo obtener una demora del plazo de desalojo hasta el 28 de febrero de 2020, lo cual da un pequeño margen para que las HAM -como se las conoce coloquialmente en la archidiócesis de Madrid- no se queden debajo de un puente en Nochevieja.

La “culpa”, de Juan Pablo II

Las Hijas del Amor Misericordioso son una comunidad de vida consagrada muy joven, constituidas oficialmente en el año 2007 en Madrid como Asociación Pública de Fieles. Por entonces eran apenas 15 monjas que habitaban una vivienda en el barrio de Quintana de Madrid, pero quién les iba a decir a ellas que, en medio de un tiempo de crisis vocacional, en apenas seis años iban ver duplicado su número. “Nosotras vivíamos en la casa de Quintana muy bien, apretaditas pero bien, y un día colgamos un cuadro de Juan Pablo II en el salón de la casa. Desde entonces empezaron a llamar chicas a la puerta y en solo 6 años vinieron más de 20, por lo que nos vimos obligadas a buscar una residencia en condiciones que respondiera a las necesidades. Básicamente, en la que cupiésemos”.

La búsqueda de una casa acorde a sus circunstancias no fue fácil. Conventos cerrados por falta de vocaciones, lamentablemente, no son pocos, pero por norma general sus propietarios lo venden a precio de mercado, imposible de afrontar para comunidades muy jóvenes que no tienen patrimonio y cuyo único bien son sus muchas vocaciones.

La solución que se encontró en el año 2013 fue habitar un convento de Franciscanas Concepcionistas que hay en Las Rozas, cerca de Madrid. Sus propietarias eran muy pocas y bastante mayores y no se podían ocupar de la casa. De modo que dejaron a las Hijas del Amor Misericordioso instalarse allí “a préstamo”, sabiendo que la intención de las propietarias era venderlo y que cuando llegase un comprador, lo harían. Obviamente, las HAM no podían afrontar el precio del inmueble.

Entre tanto, el número de vocaciones jóvenes, venidas de toda España y de países como Estados Unidos, México o Polonia, no ha parado de crecer, de tal modo que hoy son 61 hermanas, la mitad de ellas menores de 30 años y con diferentes estudios, carreras o trabajos, que han dejado todo por su vocación religiosa.

Carisma de las HAM

Muy conocidas por su evangelización a través de las redes sociales, con su canal de YouTube llamado Diosidencias -breves videos en los que cada día una hermana cuenta una anécdota de su relación con Dios-, el carisma propio de las HAM es vivir y trasmitir una fe y una confianza filial en Dios, abandonadas a su Divina Providencia en todos los aspectos de la vida, así como la cercanía y ternura del amor misericordioso de Dios por los hombres.

Para posibilitar la transmisión de este carisma, la comunidad vive exclusivamente de la Providencia y dedica dos horas al día a la oración personal, más las horas propias de oración comunitaria repartidas en la Eucaristía diaria, el rezo del rosario, de la Coronilla de la Misericordia, y la recitación de laudes y vísperas. Dado que se trata de una vocación apostólica, también es necesaria la formación doctrinal. Por eso, todas las hermanas estudian las carreras de Filosofía y Teología

Toda esta formación doctrinal e intelectual, apoyada en la oración, se encamina finalmente a impartir tandas de ejercicios espirituales para todo tipo de personas, siendo estas tandas de ejercicios su principal labor apostólica. Los ejercicios son de raíz ignaciana, marcados por una profunda impronta de San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús y San Francisco de Sales.

Además colaboran con numerosas parroquias de su entorno ayudando en catequesis para niños y mayores, organización de los coroscampamentos de verano para niños y convivencias y, en definitiva, en todo lo que haga falta y en aquello que la Iglesia les pide. Por ejemplo, dan formación a otros grupos o realidades de la Iglesia en cuanto a matrimonio y familia para que estas, a su vez, formen a sus miembros.

Desconcierto en Adviento

Con el paso de los años, en torno a las HAM surgió una rama laica que, en la actualidad, aglutina a más de 300 personas, muchas de ellas familias enteras que han encontrado en este nuevo carisma su lugar en la Iglesia. Una de estas Familias HAM es la del escritor y cineasta Jesús García, autor del libro ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?, director del documental Hospitalarios, y colaborador de ReL, el cual confiesa que el sentir de toda la comunidad laica ahora mismo es el de desconcierto: “Resulta chocante ver desde fuera y constatar que, en un periodo de crisis vocacional y cierre de conventos, para una de las pocas realidades de la diócesis, y de las pocas de toda España que tiene un florecimiento vocacional, se tengan que estar buscando la vida aquí o en otra diócesis. Es difícil para nosotros, los laicos HAM, de entender y de defender hacia afuera. 

Pero la madre Marimí, que no pierde ni una sola oportunidad para evangelizar incluso en circunstancias poco amables, nos está catequizando en vivir este desconcierto con el espíritu del Adviento, en el del desconcierto de San José, que no tiene dónde alojarse, precisamente en vísperas de la Navidad”.

Si bien es cierto que en 2018 las HAM recibieron el uso en cesión del Carmelo de Ocaña, en Toledo, el edificio en sí no resuelve las condiciones de habitabilidad necesarias para la comunidad. Así lo explica Jesús García: “Las Carmelitas de Ocaña tuvieron un gesto de generosidad, confianza y pobreza cuando, por motivo de su edad y por falta de vocaciones, decidieron ceder, siempre de acuerdo y por medio del obispado, su convento. Ellas no lo querían vender, viviendo al fin y al cabo su voto de pobreza y sabiendo que el convento existe gracias a las donaciones de numerosas personas a los largo de los siglos. 

De modo que las HAM a día de hoy le están dando el uso que las carmelitas encomendaron. Allí se organizan retiros ignacianos, convivencias, adoraciones eucarísticas, retiros de Effetá… Desde marzo del año pasado no ha habido ni un solo fin de semana que no se la haya dado el uso que las carmelitas querían. Pero es un carmelo del siglo XVI, construido para 21 mujeres como mandan las reglas del Carmelo, que no ofrece unas condiciones mínimas de habitabilidad para 61 monjas, y las que vengan, porque lo está claro es que el Señor las sigue bendiciendo con muchas vocaciones”.

Pero ¿cómo van a poder acceder a un convento o casa para sus condiciones, si no tienen patrimonio? “Las Carmelitas de Ocaña han dado ejemplo de cómo hacerlo”, explica Jesús García. “No hay otra forma que la generosidad y la vivencia de la pobreza y el desprendimiento, bien por parte de un gran donante que les compre una casa, o bien por parte de las monjas o monjes de una casa deshabitada que cedan el usufructo o la propiedad para el uso que un convento debe tener, que nos es otro que la oración y la vida espiritual. Más si cabe cuando, en la mayoría de los casos, por no decir en todos, esas casa o conventos con decenas o cientos de años, fueron en su día donados por personas generosas, y que los propietarios actuales los han heredado por la generosidad que en su día tuvieron sus benefactores”.

Alojadas de urgencia

A medida que se acerca la el 28 de febrero, fecha límite para el desalojo, y mientras las reuniones de las responsables de la comunidad con vicarios y obispos dan fruto o no, las propias familias de la rama laica ya se están organizando entre ellas para hospedar a las 61 hermanas, repartidas por sus propias casas, por si llegara el plazo de desalojo sin una solución. “Nosotros creemos en la Providencia y sabemos que Dios no las va a dejar colgadas, y confiamos en que entre todos, con la buena voluntad de pastores, obispos, y otras congregaciones o realidades de la Iglesia que puedan aportar una solución digna y concreta, encontremos la solución para que no se tenga que dividir la comunidad ni sacarlas del ámbito propio de vida de las hermanas, que es un convento en condiciones”, apostilla Jesús García.

Martín Barón

Fuente: ReL