Yo hago algo en mi vida, asumo una cruz, un dolor, para que
el otro tenga vida, para que el otro resucite, y su vida sea más plena, lo pase
mejor: eso es lo propiamente cristiano
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El matrimonio existe desde siempre. Desde el
principio de los tiempos ha habido hombres y mujeres que se amaban y querían
vivir juntos.
A ese
matrimonio natural, las distintas sociedades y religiones le han dado, a lo
largo de los siglos, diversas estructuras y ritos para hacerlo viable y
mejorarlo. En el siglo XVII, con la cultura de la Ilustración se separó el
matrimonio civil del religioso.
¿Qué es lo
distintivo del matrimonio católico? ¿Qué implica casarse por la Iglesia?
Para entender
lo que es un matrimonio cristiano hay que buscar en el origen y centro del
cristianismo: Jesús de Nazaret. Él cuando vivió acogió la realidad matrimonial
que ya existía sin cambiar su esencia.
Y desde
entonces da el sacramento -es decir la gracia, es decir el Espíritu Santo- a
través de los esposos (con el sacerdote como mero testigo) cuando ellos se
expresan el consentimiento libre de entregarse mutuamente para toda la vida. Lo
explica así el libro Caminando hacia el matrimonio de
Eduvida:
“Cuando
vosotros digáis “sí quiero” estaréis dándole al otro el Espíritu Santo; eso es
lo que sella un vínculo indisoluble, porque Dios es el que sella el vínculo y
aunque posteriormente la pareja se separe, no podrán mover a Dios de donde lo
pusieron el día de su boda, en el centro de sus vidas, porque Dios se
compromete libremente y cuando Dios se compromete con algo lo hace para siempre”.
“En el momento del sí quiero los
contrayentes están firmando un contrato y además están haciendo una pública
manifestación de su amor el uno por el otro, expresándolo y verbalizándolo
delante de la comunidad religiosa que asiste a la ceremonia. Es un amor humano,
pero que en el sacramento del matrimonio es también jun amor divino, porque
Jesús así lo ha querido”.
El matrimonio cristiano se
entiende entonces como un camino de encuentro con con Cristo -a través de la
pareja. Puedes encontrarte con Dios amando a tu cónyuge.
“Dios está queriendo en mí a la otra
persona y cuando yo quiero a la otra persona estoy queriendo simultáneamente a
Dios”.
En la vida cotidiana, esto
significa que puedes unirte a Dios teniendo detalles con tu marido/mujer,
saliendo juntos a cenar, viviendo unas sanas relaciones sexuales, dialogando
con cariño, educando a los hijos, sirviendo y procurando el crecimiento del
otro, hacerle feliz… viviendo con amor la vida específica matrimonial.
3 distintivos: Encarnación, cruz y resurrección
Un matrimonio cristiano es diferente al
civil en la manera de vivir. Quien quiere vivir un matrimonio cristiano busca
parecerse a Cristo.
Cristo es la persona de Dios
hecha hombre por amor. Él amó a través de su cuerpo. Por eso un matrimonio
cristiano se expresa su amor físicamente, con un beso, una caricia, un abrazo,
gestos, … Y Él se hizo como las personas para unirse a ellas, así un cónyuge
debe meterse en el lugar del otro y acogerlo.
Cristo, además, murió y resucitó
para cumplir su misión: la redención. Así, el amor matrimonial cristiano pasa
por el sufrimiento, y eso porque cuando uno ama sale de sí mismo y sirviendo a
las necesidades del otro se purifica y fortalece también.
Pero no queda ahí. Porque
después de morir, Cristo resucitó y esto se traduce en el matrimonio en la
motivación por la que se ama: no sólo por mi propio bien, sino para darle vida.
Así lo explica el libro Caminando hacia el matrimonio:
“La resurrección es cristiana ya que yo
hago algo en mi vida, asumo una cruz, un dolor, para que el otro tenga vida,
para que el otro resucite, y su vida sea más plena, lo pase mejor: eso es lo
propiamente cristiano”.
Así que la manera como se vive
un matrimonio cristiano totalmente es con la Encarnación y la cruz y
resurrección. En el fondo, es algo muy humano, muy natural. ¿No están viviendo
muchos un matrimonio cristiano sin saberlo?
Fuente:
Aleteia